Ante Bolonia: una experiencia de movilidad
Mi nombre es Pablo Domínguez Gregorio, soy español, tengo
27 años, soy Doctorando de Antropología social
y Etnología en la Escuela de altos estudios en
ciencias sociales de Paris desde el 15 de Octubre 2004,
dónde también cursé mi DEA de Antropología
social y Etnología en el año 2003/2004. Además
de doctorando en Antropología soy licenciado en Ciencias
biológicas, especialización Medioambiente, por
la Universidad Autónoma de Madrid, he realizado
una maestría de Biología de las poblaciones
y ecosistemas en la Universidad de Aix-Marseille III
(Francia) como estudiante erasmus, e hice una estancia de
unos meses en la Technische Universität Dresden
(Alemania) para el estudio de la lengua alemana. Actualmente
curso mi Doctorado en cotutela entre la UAB de Barcelona y
la EHESS de París. El título de mi proyecto
de tesis es Concepción y Utilización
del Medioambiente: el caso del agdal PASTORAL del
Yagour (agro-pastores Bereberes del Alto Atlas marroquí).
Esta problemática de tesis se está desarrollando
en el seno de, y en estrecha colaboración con, el programa
de investigación franco-marroquí Les «agdal»
du Haut Atlas: biodiversité et gestion communautaires
de l’accès aux ressources sylvopastorales
que es llevado a cabo en cooperación con varias instituciones
francesas y marroquíes, por el Laboratorio Población-Medioambiente-Desarrollo
(IRD, Institut de Recherche pour le Développement,
y la Universidad de Provence). En este contexto,
es especialmente interesante la cobertura institucional que
me está dando la Escuela Nacional de Agricultura
de Meknès (ENA), así como la codirección
de Mohamed Mahdi, profesor del ENA y miembro del programa
AGDAL con quien la EHESS a establecido un convenio de cooperación
para la puesta en práctica de la beca de formación
a la investigación de l’Agence Universitaire
de la Francophonie de la que disfruto en la actualidad
y que me impone una movilidad periódica entre dichas
universidades. En este contexto, mis trabajos desarrollados
hasta la actualidad (tanto de campo como teóricos)
se han realizado en diversos momentos a lo largo de los años,
en distintos sitios y en cooperación con estudiantes
de distintas universidades, nacionalidades y disciplinas tales
que la Ecología (Universidad de Marrakech y Universidad
de Provenza), Ecología humana (Universidad de Marrakech),
Geografía (Universidad de Aix-Marseille), Agronomía
(Institut National Agronomique Paris-Grignon), etc.
Recorrido personal
Desde los inicios del ensamblaje de este complejo proyecto
académico, mis intereses científicos se han
situado en la confluencia de mi atracción por la cuenca
del Mediterráneo y de un problema teórico, la
interdepencia entre las sociedades humanas y su Medioambiente.
Así pues, durante el año académico 2001-2002
me lancé a cursar un año de mi licenciatura
de ciencias biológicas en la mediterránea Universidad
de Aix-Marseille III (Francia) con la ayuda de una beca
Erasmus y con el claro objetivo de entrar en contacto con
grupos científicos y proyectos de investigación
funcionales con quién poder desarrollar una posible
tesis de Doctorado. La razón de ser de aquel año
en Francia, fue encontrar algún camino europeo hacia
la profesión científica que me liberara de las
dificultades económicas que me imponía el mundo
universitario español en el que se había demostrado
tan difícil conseguir una beca de tercer ciclo. Especialmente
las becas estatales que generalmente son las mejores y las
más accesibles, la mayor parte de las veces SÓLO
toman en cuenta la nota media en la licenciatura a la hora
de aceptar solicitudes, es decir, ignoran de manera generalizada
currículums enteros, lo cual impide a gente muy a menudo
preparada, acceder a este tipo de becas dificultando así
la permanencia en la institución o país que
les formó. Así pues busqué refugio en
otros sistemas científicos europeos más abiertos
y mejor dotados de medios financieros y técnicos para
el desarrollo de mi proyecto científico. Conclusión,
durante ese mismo año (2001/2002) tuve mi primer contacto
con la investigación francesa; un trabajo de investigación
bibliográfica de 500 horas que produjo un informe titulado
“El ser humano y el Medioambiente en el Magreb”,
dirigido por Laurent Auclair, agrónomo y geógrafo
del Laboratoire Population-Environnement (Université
de Provence – IRD, Institut de Recherche pour le Développement)
y que me permitiría enrolarme un año más
tarde en su equipo financiado para realizar las investigaciones
que eran de mi interés.
El año siguiente, 2002/2003, lo dediqué a estudiar
alemán en la Technisches Universität Dresden
(Alemania) y a reflexionar en profundidad sobre el dominio
geográfico y científico en el que desarrollar
mi tesis de Doctorado. Además de compartir aula con
un variopinto grupo de personas, con intereses académicos
similares a los míos, y proveniente de diferentes nacionalidades
del entorno inmediato de la Unión europea (fundamentalmente
Europa del Este y el Mediterráneo), visité universidades
europeas, proyectos en marcha, etc. Entre otros, los diálogos
fueron especialmente importantes con la propia TU de Dresden,
la TU de Viena (Austria), la UAB, la UB y la UPF de Barcelona,
la UAM de Madrid y la UP de Marsella (Francia). Como resultado
de aquella búsqueda me integré en el equipo
científico de Laurent Auclair de la Universidad
de Provence con quién había realizado mi
trabajo el año anterior a su vez que establecí
en la primavera de 2003 un acuerdo con el Departamento de
Antropología social y cultural de la UAB para integrarme
en su Doctorado, una vez que hubiese superado con éxito
el proceso y período francés. Así pues
hacia principios de mayo del 2003 comencé a desarrollar
una investigación de tesis en colaboración con
el proyecto “AGDAL” del cual L. Auclair es el
máximo responsable científico y con vistas a
matricularme en el Doctorado de la UAB en el curso 2004-2005.
Apoyándome en dicho equipo internacional y multidisciplinar,
el programa AGDAL me puso en contacto con otros de sus miembros
como el socio-antropólogo Mohamed Mahdi del ENA de
Mekhnès y Henri Guillaume del mismo LPE de Marsella.
A partir de mi integración en dicho proyecto pasé
a matricularme en el DEA de Antropología social y Etnología
de l’École des hautes études en sciences
sociales de Paris (2003-2004) bajo la dirección
de Anne-Marie BRISEBARRE, investigadora del CNRS francés
y a quién fui encomendado por Philippe Descola y los
propios miembros del programa AGDAL.
Durante junio del 2003 realicé una visita de una semana
con todo el equipo AGDAL a los terrenos seleccionados por
el programa en Marruecos. Del 5 al 9 de febrero del 2004 se
celebró nuevamente una reunión con el equipo
en Marsella. De marzo a abril y de julio a agosto del 2004
he desarrollado mi trabajo de campo de DEA durante tres meses
Ocupación del espacio y Usos de los recursos
naturales en el Alto Atlas marroquí: el caso de los
agro-pastores bereberes Aït Ikkis y el agdal
del Yagour. En septiembre volví a viajar a
Marruecos para participar en una conferencia euro-magrebí,
un trabajo de campo con una ONG localizada en mi terreno de
tesis y seguí trabajando con las personas del programa
AGDAL. La última reunión AGDAL la celebramos
en diciembre de 2004, dónde discutimos de los planes
de trabajo para la primavera del 2005 y los trabajos de redacción
de la segunda mitad del mismo año.
Conclusiones
Desde temprano en la infancia estoy acostumbrado a una fuerte
movilidad siguiendo a mis padres de una ciudad a otra lo cual
me acostumbró a una tendencia “nómada”
con pros y contras. Entre los pros se encontraría el
hecho de que ello me haya otorgado algunas “preadaptaciones”
en cuanto a la movilidad se refiere. La movilidad no es fácil,
no es fácil porque es una fuente de inestabilidad y
significa dificultades lingüísticas, culturales,
sociales, psicológicas, etc. Así pues, si de
por sí la movilidad implica numerosas dificultades
de este tipo que no son realmente salvables con políticas
europeas, ya que los problemas recién citados tienen
un carácter fundamentalmente personal a la hora de
abordarlos, los estados miembros de la unión y la propia
unión, especialmente a través de sus centros
universitarios, deberían intentar implantar los mejores
mecanismos de ayuda a estos estudiantes de todas las edades
practicando la movilidad.
A día de hoy considero que estos mecanismos son absolutamente
insuficientes en los países que he visitado (demasiados
papeleos, demasiadas pocas garantías, demasiadas pocas
ayudas económicas y difíciles de obtener, etc.),
países que presentan a su vez una importante diferencia
entre ellos y entre instituciones en el interior del propio
país (ayudas económicas, ayudas materiales a
la adaptación, ayudas de aprendizaje de la lengua,
acceso a servicios sociales, etc.). Y en cualquier caso, en
cierta medida, me da la sensación de que lo que se
haga nunca será realmente suficiente porque lo que
se necesita para construir una verdadera movilidad europea
dónde los jóvenes se embarquen en proyectos
de formación móvil de una manera natural, masiva
y eficaz (no como el caso Erasmus), es intentar hacer sentirse
a estas personas lo más “en casa” posible
ya que se encuentran en el “extranjero”. El extranjero,
por muchos esfuerzos que se hagan, a día de hoy siempre
seguirá siendo el extranjero, y así pues las
personas queridas, la cultura, los lugares, etc. tenderán
ha estar siempre lejos (especialmente si nos movemos cada
año o cada seis meses). Dicho de otra manera, nunca
sobrarán esfuerzos.
Así pues, me da la sensación de que mientras
la UE no quiera admitir que sus futuros profesionales no van
a aceptar movilidades alocadas por más tiempo que unos
pocos años de orgasmus, los planes de movilidad
europeos no levantarán el vuelo de manera masiva y
natural. Me da la sensación de que sólo la practicaremos
de manera mayoritaria los jóvenes a los que la necesidad
profunda se lo exija, o en casos especiales y poco comunes
de gente que se acostumbraron en algún momento de sus
biografías a la movilidad, la inestabilidad y el cambio
pseudo-perpetuo como forma de vida. En este sentido tengo
la sensación aliviadora y positiva en la que los antropólogos
y las antropólogas tendrían una relativa preadaptación
para sobrellevar con más alegría los efectos
negativos de la movilidad porque hemos aprendido el placer
del contacto con la alteridad, cosa que ningún proceso
burocrático o económico puede borrar.
A todo esto añadiría la crítica de que
generalmente la movilidad se produce mayoritariamente de países
pobres hacia países ricos, o de ricos a ricos, y en
el interior de la Unión, pero mucho menos de ricos
a pobres (tanto de dentro como de fuera de la UE) lo que está
produciendo una verdadera fuga de cerebros amparada por Europa.
Creo que se necesitan mecanismos europeos de reestructuración
territorial en este ámbito para tener más éxito
en el proyecto de movilidad universitaria. |