REDES- Revista hispana para el análisis de redes sociales
Vol.16,#7, Junio 2009
http://revista-redes.rediris.es

En busca del contenido de las redes sociales: los "motivos" de las relaciones[1]

Claire Bidart[2], CNRS-Université de la Méditerranée con la colaboración de Patrice Cacciuttolo[3]

Resumen

Este artículo propone devolverle a la relación social su importancia como unidad básica de las redes sociales, y explorar lo que constituye su “sustancia” considerada aquí como el “motivo” de las relaciones. Las redes relacionales de un panel de jóvenes fueron construidas a partir de una investigación longitudinal que los sigue desde hace 12 años, interrogándolos cada tres años. Se recogieron datos sobre todas las personas frecuentadas en los distintos contextos de vida y sobre la calidad de dichos vínculos. A partir de las respuestas a la pregunta “¿Qué es lo que los vincula?” tratadas aquí estadísticamente, se puede intentar un primer análisis de ese “motivo” del vínculo. La distribución de los diversos "motivos" de las relaciones es tratada en función de las características de las personas involucradas en el vínculo (ego y alter) y de las relaciones. Asimismo se intentan mostrar algunas tendencias de sus evoluciones a lo largo del tiempo. 

Palabras clave: redes personales, evolución redes, trayectorias vitales, sustancia de las relaciones.

Abstract

I propose here to restore the importance of the relationship as a basic unit for social networks and to explore what makes its "substance", considered from the angle of the "driving force" of the relationship. In a longitudinal panel study interviewing young people every 3 years since 12 years, their personal networks have been constructed; data have been collected about all the persons they know in different life contexts and about the qualities of their ties. From the answers given to the question "what makes you close?" processed here statistically, I try to make a first analysis of this "driving force" of the ties. The distribution of these diverse "driving forces" is analyzed regarding the characteristics of alteri and relationships. I also try to draw some trends of evolutions in time.

Key words: personal networks, evolution of networks, biographical itineraries, substance of social relationships.

El análisis de redes sociales ya ha mostrado el impacto de las estructuras relacionales sobre los comportamientos, los recursos, la circulación de información, las lógicas de poder, etc. (Degenne, Forsé, 1994). Dentro de dichos análisis, el enfoque estructural se desarrolló afirmando la preponderancia de la estructura o la “forma” de las relaciones, en detrimento de su “contenido” retomando una distinción realizada por Simmel (1950). Según este enfoque, la posición dentro de la red y las equivalencias estructurales son los principales determinantes. Sin exagerar esa oposición, que puede esconder numerosos puntos de articulación existentes entre "forma" y "contenido", se puede diferenciar los estudios en los que las relaciones no son más que ejes, de aquellos en los que interesa la naturaleza y las cualidades de lo que une los puntos.

Sin embargo, el “contenido” de las relaciones ha sido insinuado por numerosos trabajos que reivindican ante todo el estudio de las estructuras. La “fuerza” del vínculo, su origen, el papel que tiene, la proximidad, el tipo de intercambio, etcétera son, en efecto, mencionados, pero a menudo sin gran precisión y rápidamente.

Ahora bien, las redes sociales están constituidas por relaciones y el devenir de estas últimas concierne a las estructuras de redes, aunque sólo sea que porque ellas aparecen, desaparecen, se interconectan más o menos estrechamente para construir esa estructura.

A partir del momento en que se encara el estudio particular de la dinámica de las redes, difícilmente pueden obviarse las relaciones que la constituyen, los contextos que las ven nacer, las diferenciaciones sociales que las discriminan, los acontecimientos biográficos que las afectan… los contenidos y las cualidades de los vínculos están precisamente implicados en el devenir de las redes y en sus estructuraciones.

Sin embargo, se sabe poco sobre “qué pasa” en la línea del vínculo, a parte de algunos indicios a menudo contenidos en los generadores de nombres (las personas más “cercanas”, aquellas en las que se confía, con quienes se intercambia ayuda, etcétera).

En consecuencia propongo aquí contribuir a devolverle a la relación social su lugar de unidad básica de las redes sociales, abordando en detalle el “motivo” (le ressort) que la anima para comprender mejor su contenido, midiendo la sensibilidad de ese motivo a algunas variables sociodemográficas y a algunas características de los vínculos, y finalmente viendo cómo influye en la evolución de las relaciones.   

No se trata aquí de oponer las cualidades del vínculo y la estructura de la red, ni de defender una u otra perspectiva, sino más bien combinarlas y considerarlas indicios complementarios para la comprensión de la dinámica de las redes sociales. Asimismo, pondré a prueba la relación entre el motivo del vínculo y su centralidad dentro de la red, para establecer un puente entre las dos perspectivas. 

1. Los motivos de los vínculos

En los análisis de redes suelen ser movilizadas ciertas características de las relaciones.

El contexto de encuentro es a menudo asimilado al rol relacional. Por encontrarse en un banco de la escuela, en el inmueble, en la playa, en la oficina, se será entonces compañeros de la escuela, vecinos, amigos de vacaciones o colegas. Sin embargo, ese contexto inicial puede ser muy diferente del marco actual de frecuentación, ya sea porque los miembros de dicha relación han abandonado la escuela, se han mudado, han cambiado de empleador, las vacaciones se han terminado… pero ellos continúan viéndose.     

Después del encuentro se han sucedido eventualmente diversas interacciones. Las mismas se han repetido, luego se han acumulado y han adquirido una mayor amplitud, y por lo tanto han construido una historia: entonces se ha sobrepasado la interacción para entrar en la relación. Las experiencias vividas y memorizadas han permitido que se desarrollen expectativas, rutinas y certezas. La confianza se ha establecido. Los rencuentros son ahora provocados y la frecuentación deja de estar sometida a la oportunidad. Asimismo, los intercambios se han desacoplado de los contextos iniciales. Las personas involucradas en la relación se han convertido tanto uno para el otro en personas únicas y no sustituibles. Se han entonces desarrollado poco a poco “reglas de pertinencias” que definen implícitamente los marcos y los límites del compromiso (Allan, 1979). Diferentes modos de regulación se ejercen sobre los vínculos y sus contenidos cognitivos (Ferrand 2006, 2007).

El estudio de las relaciones permite precisar características muy determinantes: el contexto de origen, las interacciones (frecuencia y modalidad de encuentro, tipos de intercambio…), las cualidades del vínculo (antigüedad, especialización o polivalencia…), las cualidades de los miembros de la relación (edad, nivel educativo…), también las cualidades comparadas de esos mismos miembros (homofilia, proximidad y distancias geográficas o sociales…), pero también las cualidades ligadas a la posición en la estructura de la red (centralidad…).

El objetivo de preguntarse por el “motivo” del vínculo es completar el estudio de esas cualidades y de esos posicionamientos a partir del análisis de la fuerza que actualmente acerca a las personas de ese vínculo. El motivo de una relación es aquello que anima la “fuerza de atracción” entre dos personas, se trata de aquello que los “mantiene juntos”, más allá de las diversas cualidades de la relación.

Ese motivo se construye tomando elementos de los contextos y las cualidades de las personas, las interacciones y los vínculos, pero no es reductible a ninguno de ellos. Por eso aquí intentaremos precisamente comprender mejor de qué está hecho el motivo de las relaciones, por quién y con quién. Es posible que en ciertas relaciones dicho motivo permanezca estrechamente inscrito en el contexto usual de frecuentación o en el compartir actividades comunes, que en otras relaciones el mismo se haya desligado de dicho contexto y se funde posteriormente más que nada en la intimidad interpersonal, que en otras el motivo se mantenga por un intercambio de servicios, la inscripción dentro de un grupo, o un sentimiento afectivo… Es esto lo que voy a intentar abordar, privilegiando lo que dicen los interesados mismos.    

Sus ideas sobre las relaciones, si no agotan el tema de las cualidades de los vínculos, constituyen la mayor fuente de información y además son muy eficientes sobre el porvenir de las relaciones y, por lo tanto, de las redes.

Este análisis se basa en una investigación longitudinal que sigue a un panel de jóvenes desde hace 12 años, interrogándolos cada tres años[4]. En cada serie de entrevistas se construyeron sus redes relacionales utilizando generadores de nombres basados en el conjunto de los contextos de vida (Bidart, Charbonneau, 2007), se recogieron datos sobre todas las personas frecuentadas (Bidart, Lavenu, 2005), sobre las relaciones que los unen y sobre las estructuras de esas relaciones, pero también se discutió con profundidad sobre sus relaciones y sus evoluciones (Bidart, Pellissier, 2002).

La primera serie de recolección de datos de la investigación ha sido integralmente grabada y transcrita. A partir de la segunda serie, se sistematizó la recolección de información de la red relacional a partir de cuestionarios completados con el investigador y se informatizaron los datos relacionales susceptibles de tratamiento estadístico. Cada serie contó además con una entrevista cualitativa grabada que trataba las evoluciones de las relaciones y de la red, así como los acontecimientos y las orientaciones biográficas, base esencial de esta investigación de la que hablaremos poco aquí. Las series siguientes de recolección han sido elaboradas con el mismo modelo.

A partir de las cuatro series de recolección, contamos de este modo con 287 entrevistas, la evocación de 7.096 alteri (o personas citadas) y 10.804[5] relaciones a tratar, lo que nos abasteció de una base estadística apreciable. 

Para cada uno de los contextos de vida (estudios, trabajo, residencia, familia, ocio…) se realizó la pregunta: “¿Dentro de (tal contexto) hay personas que conoces un poco mejor, con quien hables un poco más?”. A partir de ellos se constituyeron listas con nombres y se realizaron preguntas sociodemográficas sobre cada alter así designado. 

Dos preguntas filtros permitieron luego distinguir los “vínculos fuertes” de los simples “contactos”: “¿Hay entre ellos personas que frecuentes fuera de este (contexto)?” y “¿Hay entre ellos personas que son importantes para ti, tanto si las frecuentes aparte como si no?”.

La respuesta positiva a una de esas preguntas, que atestiguan, la primera la multiplicidad del vínculo y la segunda su importancia declarada, permitió darle a dicha relación el estatus de “vínculo fuerte”. Una serie de preguntas sobre la relación fue entonces realizada. Entre ellas, hay una pregunta que sintetiza bien la imagen que los jóvenes tienen del motivo del vínculo[6]: “Finalmente, ¿qué es sobretodo lo que os vincula…?”. A esta pregunta seguía una lista de 12 ítems entre los cuales las personas interrogadas podían elegir dos respuestas como máximo[7]

-          No mucho, nada.

-          Una o algunas actividades en común (comprendidos el trabajo y el estudio).

-          Algunos amigos en común.

-          El puro placer de estar juntos.

-          Principalmente un lazo afectivo (amistad…).

-          Os ayudáis el uno al otro.

-          Te gustan mucho las cualidades de él (ella).

-          Podéis confiar el uno en el otro.

-          Tenéis un pasado común, una historia común.

-          Antes que todo, un vínculo familiar.

-          Nuestros hijos (en las series 3 y 4 solamente).

-          Otra cosa.

Esos ítems fueron construidos basándose en la primera serie de recolección, en la que las respuestas estaban abiertas y fueron posteriormente codificadas. A partir de la segunda serie de la investigación, el entrevistado debía elegir entre las opciones de la lista. Las dos respuestas posibles fueron mezcladas en la mayor parte de los resultados que siguen, lo mismo para las cuatro series de recolección, que serán sin embargo distinguidas solamente en la última parte de este artículo.

Aquello que los vincula

%

Vinculo familiar

28,1

Lazo afectivo

25,2

Placer de estar juntos

18,7

Amigos en común

15,4

Actividades en común

13,2

Pasado común

12,6

Sus cualidades

9,4

Se puede confiar

6,6

No mucho

5,1

Ayuda mutua

3,7

Otro

1,1

Nuestros hijos

1,0

Total de efectivos: 6716 relaciones, 9429 respuestas.

Total superior a 100 en razón de las respuestas múltiples.

Tabla 1. Frecuencia de respuestas elegidas sobre las cuatro series de recolección.

Esas respuestas merecen ser precisadas:

-          En el vínculo familiar se agota algunas veces la respuesta: lo que nos une es «solamente» una relación familiar, prescrita y algunas veces mencionada porque si no crearía la sensación de realizar una trasgresión (citando por ejemplo a su tío pero no a su tía); otras veces el vínculo familiar no impide otros motivos relacionales que lo acompañan o lo preceden. Si dejamos a un lado las personas de la familia, de la familia de su pareja y las relaciones amorosas, aumentan los motivos “amigos en común” y “actividades en común”, que son típicos de las grupos de jóvenes.

-          El lazo afectivo llega en segunda posición, o en primera si excluimos la familia. Las relaciones son prioritariamente una cuestión de sentimientos, lo que puede parecer evidente. Sin embargo merece ser destacado frente a  una sociología que a menudo hace de ellas meros vectores de recursos más concretos.

-          El “simple placer de estar juntos” es el motivo de la relación que sigue en importancia. Éste cuestiona también la versión “utilitarista” de las relaciones.

-          Con la opción por los “amigos en común” se ejerce el efecto propio de la red evocado por Michel Grossetti en este número: la red genera más red. Se observa aquí la pertinencia de la estructura y de las interconexiones como fuente y primer sentido de ciertas relaciones.

-          Las actividades en común inscriben el vínculo en el contexto. Así se trate del colegio, de la universidad, del trabajo o del ocio, la relación permanece encastrada en una actividad compartida con el otro y dentro de ese contexto de actividad.

-          La importancia del pasado común es testigo de la capacidad de supervivencia y de pertinencia de la historia del vínculo, el cual puede definir una relación actual.

-          Las cualidades de alter son algunas veces mencionadas como motivo principal, en estos casos el vínculo se ha vuelto interpersonal.

-          La circulación posible de confidencias destaca el grado de intimidad y los intercambios mutuos.

-          El ítem “no mucho, nada” muestra que ciertas relaciones son citadas un poco por convención y se muestran enseguida poco fecundas en relaciones interpersonales. Ya volveremos sobre este punto. 

-          La ayuda mutua puede constituir el motivo primero de una relación, pero el hecho de que sea uno de los motivos menos frecuentes (décima posición) lleva a revisar con precaución los generadores de nombres que la toman por blanco privilegiado. Es cierto que éstos miden la circulación de recursos, pero no miden ciertamente el “corazón” de aquello que constituye las relaciones dentro de la red. 

-          El hecho de que los niños puedan constituir el motivo principal del vínculo fue sugerido solamente a partir de la tercera serie de recolección, y por eso los resultados sobre este ítem son muy limitados.

Para continuar el análisis y destacando la distinción propuesta por Michel Grossetti (2004), se han agrupado inicialmente dichas respuestas en tres categorías, basadas en su distinción principal de encastramiento (encastrement) y desacoplamiento (découplage): por un lado pueden observarse las relaciones “encastadas” en los contextos; y por el otro las relaciones “desacopladas”, autonomizadas, basadas ante todo en las cualidades de la relación en sí misma y sobre la interpersonalidad. Durante el artículo volveremos detalladamente a estos motivos.

Ciertos motivos están asociados de manera dominante al contexto específico de la relación: las actividades comunes, la red común, los hijos y también el ítem “no mucho” testimonian una inscripción dentro de contextos que siguen siendo primordiales o los únicos motivos del vínculo. Se puede agregar la confidencia y la ayuda mutua: éstas constituyen formas de intercambio que mientras que son primordiales pueden aparentarse a contextos del vínculo exteriores a él mismo[8], aunque contribuyan a fundarlo.

A diferencia de lo anterior, ciertos motivos están centrados en el vínculo en sí mismo y las dimensiones más “puramente” relacionales son allí privilegiadas: el lazo afectivo, el puro placer de estar juntos, el pasado común y las cualidades del alter son más que nada características del vínculo desligadas de sus contextos y que funcionan gracias a la interpersonalidad.

Voy a distinguir tres categorías de vínculos: aquellos que están declarados como centrados únicamente en los contextos (35,7%); aquellos que combinan las dos respuestas, es decir, una parte de contexto y una parte de motivo centrado en el vínculo (21,9%); y por fin aquellos que están declarados como centrados únicamente en el vínculo en sí mismo (42,4%). Excluyo de esta agrupación todos los vínculos familiares y amorosos. Señalemos simplemente que para la familia, además del motivo “vínculo familiar” son principalmente evocadas las cualidades del vínculo (la dimensión afectiva en particular). Para los Alter-amor[9], los motivos dominantes son la dimensión afectiva, el placer de estar juntos y las cualidades del alter. Retomaré posteriormente estos motivos precisos (y a la familia) para seguir el análisis.

 

Tipo de motivo del vínculo

 

 

Contexto

Contexto y vínculo

Vínculo

Total

Sexo de ego

Varon

666

494

732

1892

 

 

49,3%

59,6%

45,7%

50,1%

 

mujer

684

335

869

1888

 

 

50,7%

40,4%

54,3%

49,9%

Total

1350

829

1601

3780

 

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Origen social

Superior

217

203

383

803

de ego

 

16,1%

24,5%

23,9%

21,2%

 

Medio

418

240

511

1169

 

 

31,0%

29,0%

31,9%

30,9%

 

Popular

715

386

707

1808

 

 

53,0%

46,6%

44,2%

47,8%

Total

1350

829

1601

3780

 

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Filiar escolar

bac ES

617

478

947

2042

de ego

 

45,7%

57,7%

59,2%

54,0%

 

bac profesional

459

245

404

1108

 

 

34,0%

29,6%

25,2%

29,3%

 

Pasantía

274

106

250

630

 

 

20,3%

12,8%

15,6%

16,7%

Total

1350

829

1601

3780

 

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Nivel educativo

Sin diploma

173

73

126

372

 de ego

 

12,8%

8,8%

7,9%

9,8%

 

CAP-BEP

99

28

89

216

 

 

7,3%

3,4%

5,6%

5,7%

 

bac à bac+2

931

583

1113

2627

 

 

69,0%

70,3%

69,5%

69,5%

 

bac+3 et+

147

145

273

565

 

 

10,9%

17,5%

17,1%

14,9%

Total

1350

829

1601

3780

 

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Tabla 2. Tipo de motivo del vínculo por característica de ego (sin considerar la familia y alter-amor), sobre las cuatro series de recolección.

2. Distribuciones sociales

Propongo examinar en un primer momento la distribución sociodemográfica[10] de las respuestas, para comenzar a responder a la pregunta ¿qué diferencias sociales se muestran pertinentes dentro de la evaluación que hacen las personas del motivo de sus relaciones?

2.1. Las características de ego

Los varones privilegian las respuestas que asocian el contexto y el vínculo como motivos de las relaciones (el 59,6% de los motivos que combinan ambos fueron emitidos por varones), mientras que las mujeres hacen referencia principalmente al vínculo en sí mismo (el 54,3% de esas respuestas fueron elegidas por mujeres). Más precisamente, los varones tienen una mayor tendencia a evocar las actividades comunes, el puro placer de estar juntos, el pasado común y las cualidades del alter. Las mujeres privilegian más el lazo afectivo y la confidencia. 

El origen social está resumido aquí por la profesión y el nivel educativo de los padres de ego. Los jóvenes de origen popular privilegian más los motivos contextuales (las actividades comunes, la ayuda mutua, los hijos, “no mucho”, así como el vínculo familiar). Los jóvenes originarios de clases superiores tienden a mencionar más la asociación entre contexto y vínculo así como los motivos puramente fundados en el vínculo (el lazo afectivo, las cualidades de alter). Son también más susceptibles a evocar los amigos en común y la confidencia. Los miembros de clases medias agregan a ello el “puro placer de estar juntos” que citan más frecuentemente que los otros encuestados.  

La carrera escolar, dividida entre el secundario general (en francés baccalauréat ES), el secundario profesional (baccalauréat professionnel) y la formación de inserción (stage d’insertion) en la serie 1 de recolección, sitúa claramente a los jóvenes que siguieron una formación de inserción o un secundario profesional entre quienes enfatizan los motivos solamente contextuales, y a los jóvenes provenientes del secundario general entre quienes destacan el vínculo en sí mismo como motivo de las relaciones.

El nivel educativo de ego[11] confirma esta división: los jóvenes de niveles escolares inferiores al baccalauréat se refieren más frecuentemente al solo contexto y los jóvenes con niveles de diploma más elevados se refieren más al vínculo en sí mismo, así como a la combinación entre el contexto y el vínculo. Más precisamente, los niveles inferiores al secundario privilegian el vínculo familiar, las actividades en común, la ayuda mutua y “no mucho”. Los niveles superiores evocan mucho más claramente el lazo afectivo, el pasado común, las cualidades del alter. El nivel baccalauréat está sobretodo ligado al “simple placer de estar juntos”. 

Las distribuciones precedentes confirman de este modo la sensibilidad de las evocaciones de los motivos a las clases socioculturales. Las relaciones son valoradas sobre todo por sus contextos (familia, actividades, ayuda mutua) en las clases populares y los bajos niveles educativos, y son valoradas sobre todo por la cualidad del vínculo en sí mismo en las clases superiores diplomadas, los cuales privilegian la dimensión afectiva, las cualidades de alter y el pasado común. La sociabilidad "popular" estaría entonces más inscrita en los contextos y actividades, y la sociabilidad de las clases superiores diplomadas estaría más atenta a las cualidades de las relaciones (Allan, 1979; Paradeise, 1980).

 

 

Tipo de motivo del vínculo

 

 

Contexto

Contexto y vínculo

Vínculo

Total

Intensidad

Compañero

870

378

787

2035

 

 

67,5%

47,8%

51,5%

56,4%

 

Amigo verdadero

145

373

627

1145

 

 

11,2%

47,2%

41,0%

31,7%

 

Conocido

274

39

114

427

 

 

21,3%

4,9%

7,5%

11,8%

Total

1289

790

1528

3607

 

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Clase de

Nula

142

96

224

462

centralidad

 

10,5%

11,6%

14,0%

12,2%

 

Baja

793

470

981

2244

 

 

58,7%

56,7%

61,3%

59,4%

 

Alta

415

263

396

1074

 

 

30,7%

31,7%

24,7%

28,4%

Total

1350

829

1601

3780

 

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Tabla 3. Tipo de motivo del vínculo por característica del vínculo (sin considerar la familia y alter-amor), sobre las cuatro series de recolección.

 

2.2. Las características de alter

Es posible también revisar quiénes son las personas hacia las que se orientan esos motivos del vínculo y observar cuáles son sus características.

La distribución por sexo del alter muestra que los motivos contextuales son más frecuentemente mencionados si la relación es con un varón y que los motivos fundados en el vínculo en sí mismo son más frecuentemente asociados a la relación por las mujeres. Habría que precisar que la proporción de varones es mayor, ellos son más numerosos que las mujeres entre los alteri (el 54,2% son varones).

El vínculo familiar está más frecuentemente asociado a alteri mujeres y el motivo “amigos en común” a los alteri varones. La importancia de las confidencias se orienta igualmente con mayor frecuencia hacia las mujeres. Para el resto de los motivos del vínculo el sexo del alter sigue las tendencias del sexo del ego.

La observación del lugar y del rol del alter confirma algunas evidencias: el motivo "vínculo familiar" está atribuido a la familia y el motivo “amigos en común” a los amigos… por supuesto. Se observa sin embargo que la referencia al pasado común concierne sobre todo a las relaciones no familiares, y por eso a los amigos de la infancia. El ítem “no mucho” se aplica a los amigos y a la familia. Esto muestra que ciertas relaciones están citadas en cierta medida “por obligación”, en particular mientras forman parte de un grupo: tanto de la banda de amigos como de la familia, ciertas personas son citadas “automáticamente” (la pareja de una persona, el conjunto de la banda…) sin que ningún motivo personal pueda ser atribuido a esta relación precisa entre ego y alter.

 Las edades de los alteri siguen una pendiente clara: los motivos contextuales son privilegiados respecto a los alteri de edades más jóvenes (17-26 años) que corresponden a la edad de ego en la serie 1; los motivos a la vez referidos al contexto y al vínculo son más frecuentemente elegidos para los alteri de las edades medias (27-37 años) que corresponden a alteri mayores en edad que ego en la serie 1 y a las edades de ego en las series 2, 3 y 4; el vínculo en sí mismo es privilegiado para las relaciones con personas de los grupos de edad de los 27-37, los 38-55 y 56-100 años.

Se encuentran más centrados en las personas que tienen la edad de ego, aquellos motivos que evocan el simple placer de estar juntos, los amigos en común, las actividades comunes, un pasado común y las confidencias. Para las personas un poco mayores a ego (o de la edad de ego en las series 2, 3 y 4) suelen ser privilegiados los motivos que se refieren a las cualidades de alter y también las confidencias. Las personas más viejas se agregan por lo afectivo y el cuidado de los hijos: la generación de los padres y abuelos no suelen ser entonces olvidados, de todos modos y evidentemente son muy numerosos en la evocación del vínculo familiar. Respecto a los alteri de edades mayores se mencionan también los motivos que refieren a no tener mucho en común (“no mucho”), se trata típicamente de los casos en que uno se siente obligado a citar o al menos incómodo de no hacerlo.

Otras variables podrían ser igualmente puestas a prueba aquí: las situaciones matrimoniales, la presencia de hijos, así como las divergencias y convergencias sociodemográficas entre ego y alter (homofilia). Sin embargo, mi propósito aquí no es agotar la cuestión sino simplemente mostrar que las representaciones de los motivos de los vínculos se inscriben dentro de ciertas tendencias sociológicas claras.

3. Las características del vínculo

 

Aunque no podamos tratar aquí todas las cualidades de los vínculos, podemos sin embargo esclarecer algunas de ellas y la articulación con sus motivos.

3.1. La intensidad relacional

Se preguntó a los jóvenes para cada una de las relaciones citadas, si se trataba más bien de un(a) compañero(a), un verdadero(a) amigo(a) o un simple conocido (a) (o una relación familial o amorosa). Si excluimos una vez mas los vínculos familiares y amorosos, se puede notar que las relaciones con los compañeros y conocidos tienen más frecuentemente motivos contextuales, mientras que las relaciones con los amigos suelen tener motivos fundados en la asociación contexto-vínculo y en el vínculo en sí mismo.

Se confirma entonces que el desacoplamiento del vínculo de los contextos donde emerge va en el sentido de su intensificación. 

Más precisamente, los motivos contextuales como las actividades en común y los amigos en común están más frecuentemente atribuidos a los compañeros y a los conocidos, mientras que el lazo afectivo, las cualidades del alter, la confidencia y la ayuda mutua están mayormente atribuidos a los amigos (y a las relaciones amorosas). El placer de estar juntos y el pasado común son los motivos que animan las relaciones con los amigos y con los compañeros. Como podía esperarse, la estimación de no tener mucho en común alcanza sobre todo a los simples conocidos.

Dos preguntas nos permiten por otra parte evaluar la influencia que alter puede ejercer eventualmente sobre ego: una trataba sobre las personas a quien ego podría pedirles consejos en caso de problemas o de decisiones a tomar, y la otra sobre las intervenciones reales de alter en momentos de decisiones clave (carrefours), en los que ego debió efectivamente tomar decisiones.

De acuerdo con ello, las relaciones definidas por un motivo centrado en el vínculo en sí mismo parecen ejercer mucho más claramente una influencia (postulada o efectiva) en las decisiones eventuales y las decisiones tomadas a lo largo de los tres años precedentes.

Otros elementos forman parte seguramente de la percepción de una influencia: el papel del alter, la cohesión de la red, la centralidad de alter... (Bidart 2008). Pero la dimensión subjectiva, demasiado desatendida, es determinante también para que ego reciba la influencia.

 

Antigüedad del vínculo

 Motivo 1

1 año y menos

2 a 3 años

4 a 10 años

Más de 11 años

Total

 

No mucho

47

42

46

11

146

 

 

7,0%

4,1%

3,1%

2,0%

3,9%

 

Actividades en común

157

246

209

35

647

 

 

23,2%

24,2%

13,9%

6,4%

17,3%

 

Amigos en común

192

222

273

50

737

 

 

28,4%

21,9%

18,1%

9,2%

19,7%

 

Placer de estar juntos

73

141

249

62

525

 

 

10,8%

13,9%

16,5%

11,4%

14,0%

 

Lazo afectivo

69

162

344

159

734

 

 

10,2%

16,0%

22,8%

29,2%

19,6%

 

Ayuda mutua

23

35

30

5

93

 

 

3,4%

3,4%

2,0%

,9%

2,5%

 

Sus cualidades

57

84

102

19

262

 

 

8,4%

8,3%

6,8%

3,5%

7,0%

 

Confidencias

23

20

66

21

130

 

 

3,4%

2,0%

4,4%

3,9%

3,5%

 

Pasado común

19

56

177

173

425

 

 

2,8%

5,5%

11,7%

31,7%

11,4%

 

Otros

16

7

12

10

45

 

 

2,4%

,7%

,8%

1,8%

1,2%

Total

676

1015

1508

545

3744

 

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Tabla 4. Primera respuesta sobre el motivo del vínculo por antigüedad del vínculo (sin considerar la familia y alter-amor).

3.2. La centralidad

Hemos realizado también la pregunta de si el motivo del vínculo existe en función de su lugar en la estructura de la red, tendiendo así un puente entre factores estructurales y factores relacionales. Para tratar este punto utilizaremos la centralidad de grado que representa el indicador de estructura más fácil que se aplica a las relaciones. Este indicador se basa en el número de conexiones que un alter tiene con otros alteri de la red, en relación con el total de conexiones posibles dentro de la red. Hemos construido tres clases de centralidades: la  centralidad “nula” que incluye los alteri que no están conectados a ningún otro alter dentro de la red (es decir que frecuentan solamente a ego) y que merecen ser tratados aparte. Luego, para cada una de las redes de los jóvenes del panel en cada serie de recolección, hemos calculado la mediana de la centralidad de sus alter. Cada red tiene entonces una mediana propia que distingue por un lado la centralidad “baja” (alteri poco conectados con otros) y la centralidad “alta” (alteri muy conectados con otros). Hemos cruzado esas tres clases de centralidad con el motivo del vínculo.

La familia ha sido aquí también excluida porque la centralidad de sus miembros es estructural, es decir que por definición se conocen entre sí.

Se observa entonces que la centralidad nula, es decir aquella en la que un alter permanece aislado de los otros, está más frecuentemente ligada a los motivos fundados en el vínculo en sí mismo, y la centralidad alta, es decir aquella en la que un alter está bastante conectado con otros, está ligada a motivos fundados únicamente en el contexto o en aquellos que asocian el contexto y el vínculo. Parecería entonces que los motivos fundados en el vínculo en sí mismo se encuentran más bien dentro de una lógica de díada, de  una relación “a dos” elegida, sin intervención ni de los contextos ni de otros compañeros o amigos. Por el contrario, las relaciones percibidas como inscritas en los contextos están más frecuentemente conectadas. 

Dentro del conjunto de los motivos contextuales, las actividades en común están asociadas a una centralidad nula o baja, y suelen ser practicadas solamente de dos en dos o apenas con algunas personas más. Más que la sociabilidad del grupo, es quizás la actividad en sí misma la que domina la relación. Algunos otros alteri pueden participar en dicha actividad común, pero los mismos suelen ser más que nada “contactos” y no vínculos fuertes, y por ello su centralidad no destaca.

Como es lógico esperar, el motivo de los amigos en común está asociado a una centralidad alta. Más asombroso aún es que la confidencia también está asociada a una centralidad alta: se confía en “varios”, o en todo caso la confidencia es un motivo importante de las relaciones fuertemente interconectadas con otros alteri. La ayuda mutua y los hijos no se muestran suficientemente significativos desde un punto de vista estadístico en su cruce con la centralidad. 

Entre los motivos fundados en el vínculo en sí mismo, el lazo afectivo no muestra diferencias significativas desde un punto de vista estadístico respecto a la centralidad. El “puro placer de estar juntos” está asociado con una centralidad ante todo baja y el pasado común con una centralidad más bien nula (se frecuenta uno a uno a sus amigos de infancia). El motivo “no mucho” se asocia a una centralidad también nula y las cualidades del alter se asocian a una centralidad más bien nula o baja (es realmente a esa persona a quien se aprecia, sola o en una pequeña comitiva). La dimensión propia del vínculo se valora entonces en la díada, dentro de una frecuentación interpersonal más que dentro de una sociabilidad de grupo.

Estos indicadores parecen distinguir entonces relaciones percibidas como intensas, influyentes y exclusivas de las relaciones inscritas en los contextos y conectadas las unas con las otras. Es ahora el momento de ver cómo ese tipo de vínculos evolucionan en el tiempo. 

4. Las evoluciones en el tiempo

Tres dinámicas son exploradas aquí: la antigüedad del vínculo entre ego y alter, el crecimiento de la edad de ego a lo largo de las cuatro series de recolección y la perennidad de los vínculos.

4.1. La antigüedad del vínculo y el crecimiento de edad

Es posible focalizarse en las temporalidades centradas en las relaciones midiendo su antigüedad (véase Tabla 4). Por eso he construido 4 clases de antigüedad de los vínculos, las cuales han sido cruzadas con el tipo de motivo[12]. La familia, para la que la antigüedad es evidentemente mayor, fue excluida. 

La tendencia es clara: cuantos más antiguos son los vínculos, la parte que corresponde a los motivos contextuales se debilita y la parte de los motivos fundados en el vínculo se vuelve más importante, salvo para las cualidades de alter que van disminuyendo con el tiempo.

Si se considera la sucesión de las series de recolección que corresponden al envejecimiento de ego (Tabla 5), se busca una tendencia paralela a la bajada de los motivos contextuales en el tiempo biográfico: los vínculos están cada vez menos fundados sobre la actividad, la red, "no mucho" o la ayuda mutua, mientras que el placer de estar juntos y las cualidades de alter son cada vez más importantes.

Parecería entonces que la evolución que parte de motivos contextuales hacia motivos que enfatizan el vínculo en sí mismo se sostiene sobre una progresión en la edad, pero también sobre una temporalidad interna al vínculo: al principio la relación está inscrita dentro de un contexto, con el paso del tiempo se desacopla para centrarse en la cualidad del vínculo en sí misma. Podemos afirmar entonces que esta hipótesis, importante en la sociología de redes, se verifica.

 

Serie de recolección

 

 Motivo 1

A

B

C

D

Total

 

No mucho

108

45

43

27

223

 

 

6,0%

2,8%

2,5%

1,7%

3,3%

 

Actividades en común

272

141

132

159

704

 

 

15,0%

8,8%

7,8%

10,0%

10,5%

 

Amigos en común

229

195

217

168

809

 

 

12,7%

12,2%

12,9%

10,5%

12,1%

 

Placer de estar juntos

66

209

287

297

859

 

 

3,6%

13,1%

17,0%

18,6%

12,8%

 

Lazo afectivo

295

301

284

272

1152

 

 

16,3%

18,8%

16,8%

17,1%

17,2%

 

Ayuda mutua

48

32

23

21

124

 

 

2,7%

2,0%

1,4%

1,3%

1,9%

 

Sus cualidades

21

109

118

94

342

 

 

1,2%

6,8%

7,0%

5,9%

5,1%

 

Confidencias

47

61

62

40

210

 

 

2,6%

3,8%

3,7%

2,5%

3,1%

 

Pasado común

160

155

111

113

539

 

 

8,8%

9,7%

6,6%

7,1%

8,1%

 

Vinculo familial

547

314

392

385

1638

 

 

30,2%

19,6%

23,2%

24,2%

24,5%

 

Nuestros hijos

_

_

10

17

27

 

 

 

 

,6%

1,1%

,4%

 

Otros

16

37

8

1

62

 

 

,9%

2,3%

,5%

,1%

,9%

Total

1809

1599

1687

1594

6689

 

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Tabla 5. Primera respuesta sobre el motivo del vínculo por serie de recolección (todos los vínculos fuertes).

Falta todavía examinar qué resulta de este efecto de antigüedad a medida que pasa el tiempo: el motivo del vínculo para los vínculos recientes por ejemplo ¿sigue siendo el mismo cuando uno es joven o mayor? ¿A los 30 años se conocen nuevos amigos de la misma manera que se los conocen a los 20 años? Distinguiendo las clases de antigüedad por las series de recolección, es posible examinar esta evolución de los modos de sociabilidad. Excluimos nuevamente de este análisis a la familia.  

Los vínculos más recientes están cada vez menos fundados en los contextos a medida que pasan las series de recolección. En efecto, para los vínculos que no sobrepasan un año de antigüedad, los motivos se basan sobre los contextos para el 62,9% en la serie 1, y para el 45,2% en la serie 4. Se muestran cada vez menos centrados en los motivos que reposan en la actividad común, en los amigos comunes, en la ayuda mutua, pero también en lo afectivo. Esos vínculos recientes están en cambio cada vez más fundados de entrada en el vínculo por sí mismo, para el 13,8% en la serie 1 y para el 24,7% en la serie 4. Están cada vez más fundados directamente en el puro placer de estar juntos y en las cualidades de alter. Podemos afirmar entonces que respecto a los inicios de la relación el modo de encuentro y de apreciación de la relación evoluciona.

Los vínculos un poco más antiguos (2 a 3 años) están también cada vez menos centrados en los contextos, pasando de 55,2% en la serie 1 a 29,1% en la serie 4, y cada vez más centrados en el vínculo, pasando de 17,2% en la serie 1 a 31,6% en la serie 4 y privilegiando el placer de estar juntos y las cualidades de alter. En cambio la dimensión afectiva baja en ese tiempo, así como fue el caso de los vínculos más recientes.

Los vínculos más antiguos (4 a 10 años) se vuelven también cada vez menos contextuales (el 39,3% en la serie 1 y el 23,8% en la serie 4) y cada vez más afectivos y centrados en la ayuda mutua o las cualidades de alter; el placer de estar juntos aumenta igualmente mientras que la red en común disminuye luego de la tercera serie. La parte de los motivos fundados en la actividad baja, y luego aumenta un poco en la serie 4. Esas tendencias se confirman para los vínculos aún más antiguos (más de 11 años).

Se desprende entonces de lo anterior una tendencia, a medida que se envejece, a fundar los nuevos vínculos cada vez menos en los contextos (actividades y redes en común especialmente) y en lo afectivo. Este último motivo queda reservado cada vez más a los vínculos más antiguos. Por el contrario, con la edad, las nuevas relaciones se muestran cada vez más centradas, desde sus inicios, en el puro placer de estar juntos y las cualidades del alter, elementos concernientes más directamente a la dimensión interpersonal.

Los vínculos más antiguos se vuelven cada vez más afectivos con el paso del tiempo. Pues los más jóvenes se abren más rápidamente a la dimensión afectiva, mientras que a medida que se envejece los mismos la reservan mucho más a los vínculos antiguos, valorizándola mucho más claramente. El puro placer de estar juntos y las cualidades del alter evolucionan en el mismo sentido, mostrándose más frecuentemente valorizados tanto con la antigüedad del vínculo como con la edad.

4.2. ¿Cómo evolucionan?

Los datos longitudinales permiten conocer tanto el devenir de las relaciones durante nueve años, a lo largo de 4 series de recolección, como sus motivos en cada serie (Tabla 6). Podemos entonces medir la asociación entre el motivo del vínculo y la tendencia a que se estabilice o desaparezca.

Hemos agrupado las relaciones en cuatro clases de perennidad durante las 4 series:

-          Los “perennes”: incluye a los alteri que siguen presentes desde el momento en que han aparecido.

-          Los “perdidos”: incluye a los alteri que han dejado de ser definitivamente citados en uno u otro momento.

-          Los “efímeros”: incluye a los alteri que aparecen en una sola serie de recolección y desaparecen.

-          Los  “intermitentes”: incluye a los alteri que aparecen, desaparecen, y regresan.

Además hemos puesto a parte, en la clase "sin temporalidad" los alteri que no pueden aparecer más de una sola vez, porque el propio ego sale del panel a la serie siguiente o porque, cuando alter aparece solamente en la serie 4, se acaba después la investigación (truncamiento a la derecha).

Los motivos de los vínculos basados en el contexto son aplicados sobre todo a los perdidos (o relaciones que van a desaparecer) y a los efímeros. Al estar este tipo de relaciones encastradas (encastrées) en un contexto, estos vínculos se vuelven dependientes y resultan menos estables: abandonando el secundario, el club de basket o un barrio, se abandonan también a los amigos que continúan inscritos a ese contexto. A la inversa, los motivos de las relaciones fundadas en el vínculo en sí mismo están ligadas a vínculos perennes o intermitentes: la relación fundada en la interpersonalidad resiste mejor al tiempo y aún cuando no es citada en algún momento, reaparece luego y el vínculo no está verdaderamente perdido.

Los motivos de las relaciones que combinan el contexto y el vínculo están igualmente pero menos netamente asociadas a las relaciones perennes o intermitentes: su parte del vínculo las vuelve sólidas para durar.

Más precisamente, el motivo de los vínculos perennes está más frecuentemente ligado al puro placer de estar juntos[13] y a la dimensión afectiva. Los vínculos familiares son igualmente perennes pero también suelen reaparecer. Es cierto que permanecen siempre dentro de la familia, pero también es cierto que podrían no siempre ser citados.   

Las relaciones definidas por el carácter afectivo están menos presentes respecto a los alter efímeros. Como vimos con anterioridad, es necesario un poco de antigüedad para privilegiar este motivo, y aún más si la edad avanza. Los vínculos centrados en la dimensión afectiva son más a menudo vínculos perennes o intermitentes.

A la inversa, las actividades en común, los amigos en común y “no mucho” se encuentran sobre todo asociados a las relaciones de tipo transitoria e intermitente. Dichos motivos contextuales están asociados a vínculos que no persisten. La ayuda mutua se encuentra también ligeramente asociada a los vínculos efímeros.

El pasado común se asocia a las relaciones intermitentes y a las pérdidas, mostrándose entonces como el motivo característico de los vínculos que duran sin estar siempre citados o que finalmente se terminan.

Estos análisis no nos muestran "cómo funcionan estos vínculos", sino como ego  los considera, asignándoles tal o cual lugar, construyendo poco a poco su propia red.

 

Vínculos por tipo de permanencia

 

 

 

Perennes

Intermi

tentes

Perdidos

Efímeros

Sin temp.

Total

Motivo 1

No mucho

47

9

100

37

30

223

 

 

1,4%

2,2%

6,9%

5,2%

3,5%

3,3%

 

Actividades en común

163

28

219

139

155

704

 

 

5,0%

6,8%

15,2%

19,5%

18,2%

10,5%

 

Amigos en común

227

37

244

154

147

809

 

 

6,9%

9,0%

16,9%

21,6%

17,3%

12,1%

 

Placer de estar juntos

489

47

107

98

118

859

 

 

15,0%

11,4%

7,4%

13,7%

13,9%

12,8%

 

Lazo afectivo

629

80

255

92

96

1152

 

 

19,2%

19,4%

17,7%

12,9%

11,3%

17,2%

 

Ayuda mutua

49

3

33

22

17

124

 

 

1,5%

,7%

2,3%

3,1%

2,0%

1,9%

 

Sus cualidades

161

13

38

65

65

342

 

 

4,9%

3,1%

2,6%

9,1%

7,6%

5,1%

 

Confidencias

130

10

39

14

17

210

 

 

4,0%

2,4%

2,7%

2,0%

2,0%

3,1%

 

Pasado común

246

47

163

44

39

539

 

 

7,5%

11,4%

11,3%

6,2%

4,6%

8,1%

 

Vinculo familial

1089

138

223

30

158

1638

 

 

33,3%

33,4%

15,5%

4,2%

18,6%

24,5%

 

Nuestros hijos

19

1

0

2

5

27

 

 

,6%

,2%

,0%

,3%

,6%

,4%

 

Otros

21

0

21

16

4

62

 

 

,6%

,0%

1,5%

2,2%

,5%

,9%

Total

3270

413

1442

713

851

6689

 

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Tabla 6. Primera respuesta sobre el motivo del vínculo por clase de perennidad (todos los vínculos fuertes).

Conclusión

A partir de lo expuesto pueden señalarse y articularse múltiples tendencias.

Los motivos de las relaciones principalmente contextuales son privilegiados por los varones, las clases populares y por los jóvenes de un bajo nivel educativo; son más frecuentemente mencionados en el caso de los vínculos recientes, más con compañeros que con amigos, conectados con otros y relativamente susceptibles a no perdurar. Con el tiempo y la edad, la importancia de esos motivos disminuye.

Los motivos de las relaciones fundadas principalmente en las cualidades del vínculo y la dimensión interpersonal se encuentran privilegiados por las mujeres, las clases medias y superiores y por los jóvenes de mayor nivel educativo. Son además aplicados a los amigos que se frecuentan solos, más que a amigos conectados con otros; son además cada vez más mencionados, a medida que el vínculo gana en antigüedad, pero también a medida que la persona avanza en edad. Estos motivos están asociados a la permanencia de las relaciones.

 Estas dos tendencias dominantes se ajustan con bastante precisión a las nociones de encastramiento (encastrement) y desacoplamiento (découplage) que desarrolló Michel Grossetti (2005). Estas confirman asimismo las distinciones entre las redes “contextualizadas”, “disociadas” y “elegidas” que ya propuso anteriormente Bidart (1997, 1999) y que se encuentran confirmadas ahora en la dimensión temporal. Es posible también encontrarlas dentro del “triángulo de las regulaciones” que propone Alexis Ferrand (2007), en particular dentro de la transición desde relaciones normativas por regulaciones categoriales (por el contexto social) o reticulares (por la red) hasta relaciones normativas por regulaciones diádicas (por los miembros de la relación).

Los motivos que privilegian la dimensión afectiva y aquella que menciona el puro placer de estar juntos están muy presentes. Pero estos motivos son algunas veces muy particulares y por eso merecen análisis complementarios al aquí realizado. 

Quedan también por explorar otras dimensiones sociodemográficas y relacionales a propósito de los motivos de los vínculos, identificar y analizar sus evoluciones para una misma relación, interrogar también la diversidad de motivos de los vínculos dentro de una misma red, así como los efectos de sus dinámicas sobre las estructuras de redes… para mencionar algunas pistas próximas a esta temática. En este artículo se quiso ante todo iniciar el análisis de estas cuestiones desde el plano estadístico, para intentar examinar el contenido de las relaciones a una escala más amplia y para mostrar la pertinencia sociológica de esta dimensión fundamental (entre otras) de las redes sociales.     

Para finalizar, voy a ilustrar con algunas palabras, las de Joel (uno de los jóvenes del panel estudiado) el modo en que el motivo de los vínculos evoluciona con el paso del tiempo:

Yo prefiero tener un entorno más reducido, pero a nivel sentimental más intenso, más auténtico, antes que tener decenas de amigos, del tipo de ir a las discotecas y decir hola a la mitad de la sala sin por lo tanto conocerlos realmente y hacer como si fueran todos mis amigos mientras que no los conozco realmente.

Referencias

Allan G.A., 1979, A sociology of friendship and kinship, London, G.Allen & Unwin.

Bidart C., 1997, L'amitié, un lien social, Paris, La découverte, 402 p. (maintenant téléchargeable sur http://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-00197849/fr/)

Bidart C., 1999, "Les âges de l’amitié : cours de la vie et formes de socialisation", in G. Ravis-Giordani (ed.), Amitiés, anthropologie et histoire, Aix en Provence, Presses de l’Université de Provence, pp. 421-435.

Bidart C., Pellissier A., 2002, "Copains d'école, copains de travail. Evolution des modes de sociabilité d'une cohorte de jeunes", Réseaux, vol.20, n°115, p.17-49.

Bidart C., Lavenu D., "Evolutions of personal networks and life events", oct. 2005, Social Networks, vol.27, n°4, pp. 359-376.

Bidart C., Charbonneau J., 2007, "The contextual name generator: a  good tool for the study of sociability and socialization", XXVII Sunbelt, INSNA, Corfù, 1-6 May 2007.

Bidart C., 2008, con la colaboración de Patrice Cacciuttolo, "Dynamiques des réseaux personnels et processus de socialisation: évolutions et influences des entourages lors des transitions vers la vie adulte", Revue Française de Sociologie, 49-3, pp.559-583.

Degenne A., Forsé M., 1994, Les réseaux sociaux, Paris, Armand Colin.

Ferrand A., 2006, Réseaux de discussion hétérogènes et pluralisme cognitif, REDES, vol. 10, n°2.

Ferrand A., 2007, Confidents. Une analyse structurale des réseaux sociaux, Paris, L'Harmattan.

Grossetti M., 2004, Sociologie de l'imprévisible, Dynamiques de l'activité et des formes sociales, Paris, PUF.

Paradeise C., 1980, "Sociabilité et culture de classe", Revue française de sociologie, n°21, p.571-597.

Simmel G., 1950 (1è éd.1903), The sociology of Georg Simmel, Wolff K. (ed.), New-York, Free Press.


Anexo 1

Los datos en los que se basa este artículo fueron producidos por una investigación cualitativa longitudinal a partir de un panel de jóvenes interrogados 4 veces, cada tres años. En 1995 se entrevistó 87 jóvenes que residían en la aglomeración de Caen, de los cuales un tercio estaba en ese momentos terminando su secundario general (baccalauréat "économique et social"), un tercio terminando su secundario profesional (baccalauréat professionnel) y un tercio en formación de inserción (stage d’insertion). Dichos jóvenes describieron ampliamente su vida escolar, profesional, familiar, residencial, afectiva, sus actividades de ocio y tiempo libre, identificando además a las personas que los mismos conocían en dichos contextos. Tres años más tarde, en 1998, se reiteró la interrogación a 74 jóvenes reencontrados que quisieron continuar formando parte de la investigación. Nuevamente, tres años más tarde, en 2001, una tercera serie de entrevistas fue realizada a 67 de estos jóvenes. y aún, tres años después, en 2004, 60 jóvenes participaron de la investigación. Una quinta serie de recolección está actualmente en marcha.

La construcción de su red de relaciones personales en cada serie de recolección de datos constituye un objetivo central de la investigación. Una larga serie de “generadores de nombres” permiten recoger las listas de las personas frecuentadas dentro del conjunto de los contextos de vida (estudios, trabajo, ocio, asociaciones, vecindad, familia, etc.). A modo de ejemplo, a propósito del contexto profesional, se pregunta primero a los jóvenes: “¿En tu trabajo, has encontrado personas que conoces un poco mejor, con quien tu hables un poco más?”. Una lista de nombres es entonces recogida. Se les pregunta luego: “¿Hay entre ellos alguien a quien frecuentes por afuera de tu trabajo?” y también “¿Hay entre ellos alguien que es importante para ti lo veas afuera del trabajo o no?”. Las personas mencionadas en la respuesta a alguna de estas dos últimas preguntas son repertoriadas como vínculos fuertes y las otras como “simples contactos”. Las características sociodemográficas de todas esas personas son recogidas. Para los vínculos fuertes las cualidades de la relación son más ampliamente descriptas. Las interconexiones entre ellas son también repertoriadas. Los círculos sociales están igualmente relevados profundamente, a partir del momento que algunas actividades son practicadas por mas de dos personas.

De este modo, intentamos construir redes lo más amplias posible, dando cuenta del conjunto de los vínculos generados en todas las esferas de la vida. Se continúa luego con entrevistas cualitativas en profundidad en las cuales son largamente discutidos los acontecimientos y las mutaciones tanto relacionales como biográficas. 

Esta investigación ha sido realizada por Claire Bidart (CNRS, LEST), Alain Degenne (CNRS, CMH), Daniel Lavenu (CNRS, CMH), Didier Le Gall (Université de Caen, LASAR), Lise Mounier (CNRS, CMH), Anne Pellissier (Université de Caen, CERSE). La misma ha sido financiada por la DRASS de Basse-Normandie, la DDASS du Calvados, la DRTEFP de Basse-Normandie, la Mairie de Caen, la MRSH de Caen, la Délégation Interministérielle à l’Insertion des Jeunes de Francia, la Délégation Interministérielle à la Ville, el Ministère de la Jeunesse et des Sports, el Ministère de la Culture, los Fonds d’Action Sociale, du Plan Urbain, de France Télécom R&D, y la CNAF.

Para mayor información sobre esta investigación:

http://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-00118258 (en francés)

o

http://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-00164797 (en inglés).



[1] Comunicación con la autora: <claire.bidart@univmed.fr>. Agradezco a Alain Degenne y a Michel Grossetti su esclarecedora colaboración. La traducción del francés al español fue realizada por Maria Eugenia Longo.

[2] LEST, UMR 6127, CNRS-Université de la Méditerranée-Université de Provence, 35 avenue Jules Ferry, 13626 Aix en Provence, France.

[3] Patrice Cacciuttolo <patrice.cacciuttolo@univmed.fr>.

[4] Ver en anexo 1 un rápido descriptivo de esta investigación.

[5] En efecto un mismo alter podía estar citado en varias series de recolección. Como yo estoy interesada aquí en las relaciones, cuyas cualidades y cuyo motivo puede cambiar en el intervalo de tres años que separan dos series de recolección, voy a tomar entonces como unidad de base del análisis las relaciones.

[6] Una simple cuestión de tiempo, para entrevistas que de por sí duran entre 5 y 10 horas, es lo que nos ha llevado a excluir los « contactos » de las preguntas sobre las cualidades del vínculo.

[7] Salvo en la segunda serie de recolección en la que por descuido  recogimos únicamente una respuesta.

[8] Es posible tratarlas aparte como intercambios, pero sus efectivos están reducidos y su distribución les acerca de los motivos contextuales, en los cuales finalmente las incluimos.

[9]  Esta denominación agrupa a las conyuges parejas,  novios, relaciones sexuales, etc…

[10] Menciono aquí solamente los resultados significativos (Test du Chi² que presenta un riesgo de primera especie inferior a 0,05).

[11] A lo largo de las cuatro series de recolección, el nivel de diploma de una parte de los encuestados por supuesto que aumenta. Pero cada relación en cada serie está referida a la situación de ego que le es contemporánea.

[12]  Aquí está medida la primera respuesta sobre el motivo del vínculo. La segunda respuesta sigue las mismas tendencias.

[13] Sin embargo, es conveniente permanecer prudentes, porque este motivo, que como hemos visto es cada vez más valorizado con el paso del tiempo, es sensible al efecto de truncamiento evocado más arriba.