REDES- Revista hispana para el análisis de redes sociales
Vol. 21, #2, Diciembre 2011
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Introducción a “Matrimonio y Estructura de Élite en la Florencia Renacentista, 1282-1500”[1]

John F. Padgett – Universidad de Chicago[2], USA

Resumen

El siguiente texto, salido de una ponencia de conferencia y escrito en 1994 es el primer borrador de un artículo publicado en 2010 en Renaissance Quarterly y llamado “Open Elite? Social Mobility, Marriage, and Family in Florence, 1282-1494.” Esta introducción debate las justificaciones metodológicas para publicar un primer borrador, escrito seis años antes del artículo final, más sofisticado. Al descubrir algunos de los pasos del proceso de investigación permite examinar la relación entre los dos estilos de “interpretación” en la historia y el “test de hipótesis” en ciencias sociales.

Palabras clave: Movilidad social, familia, historia, cualitativo-cuantitativo.

Abstract

The following conference paper, written in 1994, is the first draft of an article eventually published in 2010 in Renaissance Quarterly, entitled “Open Elite? Social Mobility, Marriage, and Family in Florence, 1282-1494.” This introduction discusses the methodological justifications for publishing a first draft, written sixteen years before the final, more sophisticated article. By unveiling some steps of the actual process of research, it allows a discussion of the relationships between the two styles of “interpretation” in history and “testing hypotheses” in social science.

Key words: Social Mobility – Family – History – Qualitative/Quantitative.

 

El siguiente texto, salido de una ponencia de conferencia y escrito en 1994 es el primer borrador de un artículo publicado en 2010 en Renaissance Quarterly titulado “Open Elite? Social Mobility, Marriage, and Family in Florence, 1282-1494.” (Padgett, 2010). ¿Cuál es la justificación de publicar un primer borrador, escrito dieciséis años antes del artículo final más sofisticado? Hay resultados interesantes en este primer borrador que no llegaron a publicarse en la versión final – en particular, las dinámicas micro de matrimonios en díadas y tríadas, que apuntan a un movimiento cíclico en la preocupación de los florentinos con la asimetría jerárquica, y macro comparaciones de la evolución de la estructura de la élite florentina, como se representa en el escalado multi-dimensional. El cambio dramático en la estructura de la élite entre Cosimo de’ Medici y Lorenzo de’ Medici—en que los partisanos Medici se casaban con enemigos bajo Cosimo, pero solo entre ellos bajo Lorenzo – es de un interés histórico particular en los resultados del escalado.

La primera justificación para publicar esta antigua ponencia es, sin embargo, metodológica. Cuando se leen únicamente los textos acabados de investigación histórica o de otras ciencias sociales, uno puede equivocarse en la apreciación del proceso real de investigación. Los textos acabados están profundamente imbricados en la literatura historiográfica de investigaciones anteriores, y dado que el objetivo es proponer una interpretación coherente (y con la esperanza de que también sea algo novedosa) de algún fenómeno empírico, a la luz de las interpretaciones alternativas (tal vez enfrentados). Algunas personas consideran los dos estilos de “interpretación” en historia y de “poner a prueba hipótesis” en ciencias sociales como contradictorios. No comparto dicha visión. Creo, por el contrario, que en un nivel profundo ambos estilos de investigación tratan de hacer lo mismo, es decir, desarrollar explicaciones elegantes a fenómenos complejos en que la “elegancia” es algún tipo de equilibrio entre la amplitud y la diversidad de la evidencia empírica abarcada y la parsimonia de los principios utilizados para comprender esta evidencia diversa.[3] Mientras que los historiadores ponen el énfasis en la “amplitud y diversidad de la evidencia” y las ciencias sociales ponen el énfasis en la “parsimonia de los principios”, ir demasiado lejos en cualquier dirección, sin prestar la atención debida a la otra polaridad no alcanza la “elegancia” (o el logro científico), en mi opinión.[4]

Desde esta perspectiva, el problema de mirar únicamente a los productos acabados de la investigación, de cualquier tipo, es que el proceso preliminar de identificación, en que el problema se vuelve definido en primer lugar, queda oculto. La buena investigación no es solo una cuestión de ser ocurrente con respuestas inteligentes; la buena investigación también implica pensar en preguntas informadas y profundas. Hay una fase importante (habitualmente no visible) de exploración preliminar, implicada para desarrollar la capacidad investigadora de hacerse buenas preguntas.

El proceso de exploración preliminar de identificación fue particularmente importante en un proyecto de recogida de datos a gran escala, como éste. Siguiendo el ejemplo de David Herlihy y Christiane Klapisch-Zuber (1978, 1985), quienes, juntos, fueron pioneros de la investigación cuantitativa a gran escala en Florencia (y de hecho en la historia en general), este proyecto mío estudia la longue durée de dos siglos de co-evolución o cambio relacionado en las redes de matrimonios, redes políticas y redes económicas durante el Renacimiento Florentino de 1300 a 1500. Numerosas publicaciones han aparecido a partir de este proyecto a fecha de hoy,[5] y aparecerán más. Pero en 1994, (particularmente la parte sobre matrimonios) una buena parte de la codificación de los archivos acababa de terminarse, y la forma general de dicho material distaba de estar clara.

En 1993, publiqué un artículo sobre redes políticas florentinas, titulado Robust Action and the Rise of the Medici (Padgett y Ansell, 1993). Este artículo, escrito por primera vez en 1990, era un segundo análisis de datos codificados a partir de fuentes secundarias, especialmente la excelente prosopografía de Dale Kent (1978). El matrimonio figuraba de forma central en ambos análisis, los de Kent y los míos, de la formación de partidos políticos, y yo estaba deseoso por ver cómo estas dinámicas políticas a corto plazo encajaban con la evolución a largo plazo de la élite florentina – particularmente porque Kent, como la mayoría de los historiadores, había “hecho una muestra a partir de la variable dependiente” como dirían los científicos sociales. Es decir, ella había comenzado con el fenómeno de interés – las redes de facciones, en su caso – y había entrado en los archivos para buscar relaciones entre partisanos.[6] Esto produjo una investigación fantástica en ese ámbito del sistema de la red social florentina, pero dejó un vacío casi completo en las redes sociales entre no partisanos. Este sesgo de muestreo logró mostrar un formidable y fino retrato de la estructura de las organizaciones políticas, pero dificultó el estudio de la emergencia de dicha organización a partir de élites más difusas, que pudieran o pudieran no haberse unido a distintas facciones bajo circunstancias levemente diferentes.

Bajo la influencia intelectual del historiador David Herlihy y el científico social Harrison White, esta motivación, inicialmente ligada al sesgo del muestreo tan estrecho, para enriquecer la recolección de datos de las redes políticas se amplió a un interés sustantivo en el cambio a largo plazo de las redes sociales, políticas y económicas de la Florencia Renacentista. Codificando a partir de más de 100 fuentes de archivos (para más detalles, véase Padgett, 2010), y reuniendo y cruzando las referencias en una base de datos relacional ACCESS, los datos incluyen actualmente 42,763 hombres y 12,875 mujeres, articulados en 1,697 familias de descendencia patrilineal, que vivieron durante el periodo de estudio de 1282 a 1500.[7] A fecha de la escritura de ese texto, en 1994, se incluían 960 familias. Dado el alto grado de cobertura, incluso hace dieciséis años, todos los resultados de los que se habla en este borrador temprano son confirmados en la versión final de 210 en Renaissance Quarterly. Sólo se incluyen extensiones – en los datos, en la sofisticación estadística, en la historiografía y, lo más importante, en la cuestión orientadora[8] – en la diferencia entre el primero y el último borrador.

Dado que el artículo de 2010 de RQ claramente remplaza este borrador de 1994, ¿qué sigue siendo útil de este último? Mi respuesta es que este texto de 1994 demuestra una forma útil de reunir un bosque a partir de los árboles. No sólo eso, sino también ver cómo evoluciona el bosque dentro de un caleidoscopio de árboles que se mueven. ¿Qué cambia y qué no cambia en el parentesco y el matrimonio a lo largo de dos siglos? Los historiadores y los científicos sociales, de forma similar, suelen estar centrados en la tarea de investigación de identificar modelos sociales, más que en identificar el cambio social. Con Herlihy y Klapisch-Zuber como excepción prominente, casi toda la historiografía del parentesco y el matrimonio florentinos se dedican a estudiar casos de familias particulares o, a veces, comparar hasta cuatro familias.[9] Cuando comencé con esta investigación, con mi intenso interés en la familia Medici, procedí del mismo modo – codificando una familia, luego leyendo sobre ella, familia a familia, antes de codificar otra. Proceder de esta manera es natural, porque los archivos florentinos (al menos en caso de las familias prominentes) están ampliamente organizados por familias. Al conceptualizar la historia florentina como un conjunto de historias familiares paralelas, uno piensa en la historia de la misma manera en que la élite florentina la pensó. Esto organizó la estructura de sus propios archivos escritos, que es lo que vemos.

En este punto, todo investigador se enfrenta a una elección: ¿Dejamos que “los archivos hablen por si mismos”? Lo que significa aceptar de forma acrítica las categorías cognitivas de los nativos, y posiblemente descender al anticuarianismo.[10] ¿O imponemos nuestras propias categorías cognitivas, por lo tanto, creyendo equivocadamente que sabemos lo que estaban pensando? Este texto muestra, creo, que es posible utilizar la estadística para encontrar un camino medio. En concreto, probar muchas categorías cognitivas diferentes en los datos – la mayoría de las cuales derivan de los nativos, pero algunas de las cuales pueden ser derivadas de analistas, si la medida existe – para encontrar cuáles de estas categorías cognitivas son consistentes con el comportamiento real de los florentinos y cuales no. O incluso, más interesante, se puede utilizar la medición para descubrir el cambio a lo largo del tiempo, en que las categorías cognitivas son o dejan de ser consistentes con el comportamiento a lo largo del tiempo.

Un ejemplo fascinante del primer tipo es la categoría cognitiva de popolani en Florencia. Este término de clase social – que significa descendiente de los fundadores de la república florentina – fue central en el discurso político y el conflicto florentino del periodo, especialmente el Trecento, pero también el Quattrocento. Sin embargo los datos de matrimonios cruzados nunca, en ningún periodo, muestran la relevancia de esta categoría cognitiva en los comportamientos reales de matrimonio. ¿Significa esto que las élites florentinas fuesen ciegas a las clases sociales? Difícilmente. Pero los datos revelan, de forma inesperada, que la clase social era un constructor de segundo orden para los florentinos. La distinción de primer orden que la “clase social” codificaba era entre los magnates y los hombres nuevos. Los popolani políticamente dominantes eran como magnates en el parentesco, pero como hombres nuevos en los negocios. Tenían estructura de red y de identidad con una cara Janus, lo que era crucial para su victoria y para su legitimidad de su nueva institución republicana. Dicho resultado, sostengo, viene de imponer una categoría lingüística nativa “obvia” en los datos sobre matrimonios y observar cómo fracasa.[11]

No todos los resultados, por supuesto, son anti-intuitivos como éste. Los florentinos también hablaban mucho, en sus negociaciones de matrimonio,[12] sobre la dote y la posición política. Y ,obsérvese, la riqueza y las facciones políticas ganadoras se convirtieron en determinantes críticos de la elección de los matrimonios en todos los periodos de mis datos. El giro interesante, discutido más en el texto de RQ que en éste, es que la historia política tumultuosa de Florencia tuvo implicaciones importantísimas para la movilidad social y la evolución de la estructura familiar a lo largo de dos siglos.

Un ejemplo nada evidente del segundo tipo – es decir, del cambio de categorías cognitivas a lo largo del tiempo – es el de vecindario. La historiografía florentina está llena de debates sobre la influencia poderosa que los gonfalone tenían en la estructuración de la socialidad de todo tipo en la Florencia Renacentista, incluyendo el matrimonio. Los datos de matrimonios examinados aquí muestran que se trata de una verdad aplastante en el primer periodo, pero nada cierto hacia el final. Cualquiera que fuese el significado de los gonfalone  en la administración del gobierno, su influencia fue decreciendo en (al menos un tipo de) el comportamiento social.

Mi argumento metodológico central con estos ejemplos es que el uso de la estadística no significa que uno sea positivista, al menos en el sentido calumniador de dicho término (es decir, insensible a las categorías culturales) que los humanistas implican a menudo en el uso de esa etiqueta. Todo ese uso de la estadística implica que uno insiste en comparar las categorías cognitivas con el comportamiento medible, para esclarecer ambos.

Una característica de mi investigación que no se revela bien en este texto de ponencia de 1994 es mi preferencia por combinar los materiales estadísticos con los cualitativos y textuales.[13] Aquí el énfasis está en el lado estadístico, y nada en el aspecto textual. Pero esto se deriva del propósito de identificación de este documento, no de compromisos profundos filosóficos. El primer análisis final estadístico (de comportamiento) y textual (cultural) muestra la necesidad de comprometerse con ambos, no solo de rellenar cada una de las “verdades” reveladas individualmente, sino de apuntar inconsistencias y contradicciones entre ellos. Dichas inconsistencias y contradicciones, en mi opinión, son lugares fértiles para buscar fuentes de fricción en el cambio, no algo estático.[14] Pero no se puede hacer todo en un primer borrador. Identificar hechos históricos y tendencias a lo largo de dos siglos, lo que no se había hecho nunca antes, es un buen logro.[15]

Bibliografía

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[1] Traducción realizada por Ainhoa de Federico y Lola de la Rúa

[2] Enviar correspondencia a: John F. Padgett jpadgett@midway.uchicago.edu

[3] Para una elaboración de esta posición epistemológica, véase mi contribución en Fowler et al. (2011), titulada “Triangulating on Causal Process.”

[4] Nótese que por “parsimonia de los principios”, no defiendo la “universalidad de los principios”. Estoy plenamente convencido por los historiadores y otros en que el comportamiento humano está ligado específicamente al un contexto en un tiempo y un lugar. Pero el contextualismo no es un argumento para descender ni en el anticuarianismo ni en el relativismo extremo, en que ya no son posibles las conversaciones coherentes entre contextos múltiples. Creo más en la promesa de la ciencia inductiva que la de la ciencia deductiva, aunque ambas tienen su papel. En la aproximación inductiva, el diálogo estructurado entre sujetos históricos e investigadores contemporáneos, que revela los supuestos ocultos de ambas partes, es ciertamente posible.

[5] Sobre la organización política y las redes, véase Padgett y Ansell (1993), McLean (2007). Sobre los matrimonios y las redes familiares, véase Padgett (1994, publicado aquí), Padgett (2010), Padgett (2012a, 2012b). Sobre las redes y las organizaciones económicas, véase McLean y Padgett (1997), Padgett (2001), Padgett y McLean (2006), Padgett y McLean (2011), Padgett (2012a, 2012b).

[6] Utilizando un lenguaje diferente, el compañero historiador Cohn (1980) también criticó a Kent por este sesgo de muestreo. En realidad, la única manera de evitar este difícil problema es ser exhaustivo en la recogida de datos, como Herlihy y Klapisch-Zuber lo fueron. Hablando en términos prácticos, casi todo el mundo, historiador o científico social, delimita su tema de alguna manera, y esta delimitación de fronteras de investigación implica inevitablemente compensaciones.

[7] La fecha de 1282 corresponde al inicio de la república florentina. La fecha final es arbitraria.

[8] La pregunta orientadora de 2010 en RQ era la movilidad social – en particular, ¿cómo altos ratios demostrables de movilidad social (una élite “abierta”) podían ser posibles en una sociedad elitista y conservadora evidentemente opuesta a dicha movilidad? La respuesta mostró que había contradicción entre tres órdenes de estatus, que mostraba correlaciones sorprendentemente bajas (r = -0.1 mínimo a +0.2 máximo) entre ellas – concretamente la riqueza, la antigüedad de linaje y el poder político. Las implicaciones de la difusión de los valores patriarcales elitistas a los sectores medios de la sociedad, y para los cambios en la estructura interna, en promedio, de los linajes florentinos – concretamente un cambio de un funcionamiento predominantemente militar a otro predominantemente económico a otro predominantemente político- también fueron identificados.

[9] Muchos estudios son discutidos en el artículo RQ, con Goldthwaite (1968), Kent (1977), y Molho (1994) son apuntados para una atención particular. Molho es un híbrido metodológico: estadísticas agregadas combinadas con un estudio de caso fino de la familia Rinuccini.

[10] El anticuarianismo significa realmente que el investigador está actuando como el portavoz o propagandita de los fallecidos.

[11] Por supuesto tenía que saber lo suficiente sobre el discurso político florentino y la violencia brutal para evitar caer en el otro extremo y sacar conclusiones a la Pollyanny sobre una “sociedad sin clases” y otras  tonterías de ese tipo.

[12] Véase por ejemplo las cartas de Alessandra Strozzi (Gregory 1997), o los más difíciles de interpretar, porque han sido tan idealizados, discursos sobre la familia de Leonbattista Alberti (Guarino 1971).

[13] Para un intento particularmente sostenido de comparar estadísticas con evidencias textuales en los mismos comportamientos, véase Padgett y McLean (2011). Allí, los datos transaccionales en el crédito comercial son comparados con las cartas de los negociantes entre ellos sobre dichos préstamos. Estos dos tipos de evidencia se revelan complementarios pero no el mismo aspecto de esta actividad económica. Las discrepancias, así como las consistencias entre los tipos probatorios son muy reveladoras.

[14] Parte del motivo de que los estudios orientados exclusivamente por la cultura sean pobres para describir y explicar el cambio es que a veces no se dan a si mismos el espacio empírico para encontrar inconsistencias y contradicciones entre las categorías cognitivas y los comportamientos de sus sujetos.

[15] Una nota de cierre tiene tal vez sentido para explicar el carácter dibujado a mano de las figuras de dicho texto. Por supuesto que ya había ordenadores, incluso en 1994, para dibujar estos de forma automática. Pero cuando comencé este proyecto me resistía. La disciplina auto-impuesta (y aburrida) de dibujar a mano dichas figuras obliga a mirar los datos de muy cerca. Por otra parte, esto da el espacio y el tiempo para reflexionar en lo que los datos están diciendo. Por otra parte, y aún más importante, esta visión pico de los datos es esencial para limpiar los datos. Hacer los dibujos a mano no causa la limpieza de los datos tanto como reflejan la limpieza de datos que está sucediendo en ese momento. A veces uno se queda horrorizado de la baja calidad de datos que es inducida por el trance de las bellas figuras y estadísticas computerizadas. La “calidad de los datos” en este proyecto no significa tanto la transcripción de errores como la inconsistencia entre las fuentes, una cuestión muy tediosa y cronófaga la de intentar aclarar 60.000 casos y más de 100 fuentes. Afortunadamente el propio volumen de mis fuentes me dio impulso para esta tarea difícil. Ahora tengo más confianza en la calidad de mis datos verificados en varias fuentes y acepto mejor la investigación asistida por ordenador.