REDES- Revista hispana
para el análisis de redes sociales.
Vol.4,#4, jun. 2003.
http://revista-redes.rediris.es
Cristóbal
Casanueva Rocha – Universidad de Sevilla [1]
Abstract
A la hora de estudiar las relaciones que se dan
entre empresas de pequeña y mediana dimensión se intentan transponer de manera
automática los modelos, las teorías y las metodologías de análisis provenientes
de la investigación de las relaciones estratégicas entre empresas de mayor
dimensión, con una particular predilección por análisis anteriores ligados a las
alianzas estratégicas. Sin embargo, las agrupaciones de pequeñas y medianas
empresas presentan unas características específicas que parten de un menor
nivel de formalización de las relaciones interorganizativas y de un mayor
número de empresas que intervienen en estas agrupaciones. Estas
particularidades hacen que para el análisis de las relaciones estratégicas
entre pequeñas y medianas empresas sea especialmente adecuada una concepción de
red. El análisis de redes sociales es un marco conceptual y metodológico que
permite por un lado fijar los conceptos ligados a las redes empresariales y por
otro proporciona un potente instrumento de análisis del fenómeno. En este
trabajo se utiliza esta metodología para contrastar hipótesis sobre cómo se
ejerce el control estratégico en agrupaciones poco definidas de pequeñas
empresas a partir del estudio de un distrito industrial, haciendo hincapié en
los aspectos metodológicos del contraste de hipótesis dentro del análisis de
redes sociales.
Las
relaciones entre empresas suponen un lugar común de trabajo para investigadores
de diversas disciplinas económicas y sociales. Por ello, se han desarrollado
una serie de perspectivas y de enfoques del problema que resultan complementarias
en la medida en que cada uno aporta un punto de vista diferente que no suele
contradecir otras propuestas (Oliver, 1990; Ring y Van de Ven, 1992; Grandori
y Soda, 1995; Oliver y Ebers, 1998; Sobrero y Schrader, 1998).
Dentro del estudio de las relaciones interempresariales es interesante resaltar
las posibilidades del estudio separado de aquéllas que se producen entre unidades
empresariales de menor dimensión, ya que presentan unas características diferentes
que implican que otros análisis previos sobre grandes empresas no sean directamente
aplicables. Las principales características de las relaciones entre pequeñas
y medianas empresas afectan a un menor grado de formalización en los acuerdos
de colaboración (muchas veces implícitos y sin que tengan que pasar por largos
procesos de negociación o por la firma de contratos que limiten las posibilidades
de acciones oportunistas por los socios) y por un número más elevado de participantes
en dichos acuerdos, tal como han puesto de manifiesto economistas y geógrafos
que se han acercado a esta cuestión (Becattini, 1991; Camagni, 1991).
Esas
características hacen que las agrupaciones conformadas por pequeñas y medianas
empresas sean especialmente adecuadas para analizarlas partiendo del concepto
de red. No en su sentido metafórico de realidad compleja, sino en un sentido
más específico como conjunto de elementos interrelacionados, considerando
que las pautas estructurales de esas relaciones van a describir y explicar
a la propia red. Este punto de vista es el que proporciona el análisis de
redes sociales.
El
concepto de red se ha instalado definitivamente en los enfoques ligados a
la organización y a la estrategia (Gomes-Casseres, 1994; Gulati, 1998, 1999;
Jarillo, 1988). La visión de red parece especialmente acertada para aproximarse
a los fenómenos de colaboración entre empresas de pequeña dimensión, debido
a que sus relaciones tienen un alto componente informal, son de diversa naturaleza
e implican a un gran número de empresas cuyos vínculos deben ser analizados
conjuntamente. Pero incluso la más reciente investigación sobre la colaboración
entre pequeñas empresas (BarNir y Smith, 2002) concibe a la red interorganizativa
como un elemento homogéneo, como una unidad de análisis compacta que debe
ser estudiada en sí misma.
Sin
embargo, este artículo retoma la idea de Perrow (1986) sobre la necesidad
de incorporar los niveles de análisis limítrofes para estudiar cualquier unidad
social. Así, este trabajo propone la consideración de las redes de empresas
como estructuras heterogéneas. De manera que en una red amplia pueden convivir
diversas redes más pequeñas, llegando a tener una estructura anidada. El estudio
de las redes sociales ha buscado habitualmente la presencia de subgrupos importantes
en las redes que analizaba. La consideración de redes amplias de pequeñas
empresas como una unidad homogénea lleva a visiones poco explicativas desde
un punto de vista organizativo como las derivadas del estudio de los distritos
industriales (Becattini, 1979). De otra parte, esto impide diferenciar redes
empresariales tan dispares como las alianzas (Gulati, 1995) y las ligadas
a procesos de subcontratación (Dyer y Nobeoka, 2000). Para sistematizar el
carácter heterogéneo de las redes de empresas, se intenta establecer una tipología
básica de subredes que pueden encontrarse dentro de una red principal.
El
objetivo de este artículo es mostrar cómo se ejerce la acción estratégica
en las agrupaciones de pequeñas y medianas empresas. Para ello se prestará
especial atención a la concreción de hipótesis basadas en estudios anteriores
y en el uso de la potencialidad que presenta la metodología del análisis de
redes sociales para el contraste de hipótesis complejas que intentan comprender
las relaciones que se producen entre elementos. Se intenta utilizar el mayor
número de instrumentos metodológicos para comprobar su adaptación al campo
económico y empresarial (ya que su desarrollo habitual se sitúa en los campos
de la sociología y la antropología).
Tipos de redes y subredes de pyme
El
aspecto más ampliamente tratado dentro del análisis de las relaciones interorganizativas
es cómo pueden las organizaciones coordinarse dentro de una red, lo que se
ha dado en llamar las formas de gobierno de esas relaciones (Grandori y Soda,
1995). Las explicaciones previas sobre esta cuestión parten de los economistas
de la teoría de los costes de transacción que consideraban las distintas formas
de relaciones entre empresas como una forma de gobierno de los intercambios
situada a medio camino entre el mercado y la jerarquía (Williamson, 1985).
Desde la teoría de la organización se ha completado esta visión inicial del
problema tratando de establecer los mecanismos concretos que funcionan como
sustitutos de las relaciones puramente comerciales del mercado y el control
jerárquico en las organizaciones integradas. La mayor parte de las explicaciones
estaban ligadas al estudio de las relaciones entre grandes empresas y particularmente
de las alianzas estratégicas.
Sin
embargo, ni las aproximaciones económicas ni las aproximaciones de la teoría
organizativa hacen referencia a un problema fundamental cuando se adopta una
perspectiva de red. Los desarrollos anteriores no establecen de forma explícita
sobre qué actores o tipo de actores de la red recae la tarea de coordinación
y el gobierno de la red. Se trata de identificar claramente qué elementos
de la red son reconocidos y seguidos por los demás a la hora de marcar las
pautas de los comportamientos conjuntos que se dan en las colectividades de
empresas. La respuesta a este problema remite a aportaciones y evidencias
relacionadas con tipos concretos de redes y la consideración de la estrategia
colectiva de las agrupaciones de empresas. A pesar de ello, no existe un modelo
teórico que relacione los distintos tipos de redes con formas de control estratégico
de las mismas. Por tanto, se hace necesario obtener una tipología adecuada
de redes empresariales.
Se
opta por una tipología que tiene como punto de partida el modelo propuesto
por la estrategia colectiva para identificar los distintos tipos de colectividades
de empresas (Astley y Fombrun, 1983). El modelo parte del concepto de estrategia
colectiva entendida como una forma de comportamiento voluntarista de una agrupación
de empresas. En las redes de pequeñas empresas esa estrategia colectiva muchas
veces se da en forma emergente, es decir, sin que deliberadamente sea seguida
por los actores de la red, sino emanada de sus comportamientos conjuntos (Dollinger,
1990).
Este
modelo se modifica para adaptarlo y plantear la heterogeneidad en las redes
de pequeñas y medianas empresas; es decir, estas redes no son unidades de
análisis homogéneas, sino que están compuestas por un conjunto de subredes,
que van a conformar su estructura y que tienen cada una sus propias características
(Lipparini y Boari, 1999).
El
modelo propuesto considera las dos dimensiones señaladas por Astley y Fombrun
(1983). La primera de ellas es el tipo de relación que se da entre las empresas.
Dentro de las colectividades de empresas o de las redes pueden darse dos tipos:
relaciones comensalistas (cuando las empresas realizan las mismas demandas
de recursos a su entorno) y relaciones simbióticas (cuando las empresas realizan
distintas demandas de recurso a su medio). Esta concepción recoge las formulaciones
de la ecología humana de Hawley (1950), sobre la que se asienta en gran medida
las ideas de la estrategia colectiva. En términos empresariales, las relaciones
comensalistas corresponderían a las que se dan entre empresas de un mismo
sector y las simbióticas a las que se dan entre empresas de diferentes sectores.
La
segunda dimensión se refiere a la fuerza de la relación entre las empresas.
La dimensión original considerada por la estrategia colectiva (Astley y Fombrun,
1983) distingue entre relaciones directas e indirectas entre empresas, pero
la asignación de esta dimensión no se hace de forma operativa, ya que los
autores entienden que las relaciones directas dependen de que la red tenga
un tamaño pequeño y las indirectas de que tengan un tamaño grande. Más propiamente
el modelo ecológico de Hawley (1962) había distinguido entre relaciones directas
o indirectas, utilizando una perspectiva más claramente de red, en la medida
en que las directas se dan entre organismos que se relacionan directamente
y las indirectas entre organismos que se relacionan mediante uno o varios
otros que hacen de intermediarios.
Pero,
retomando el concepto de embeddedness, para el modelo explicativo de
las redes de pequeñas empresas se opta por utilizar la distinción que realiza
Uzzi (1997) y que resulta más operativa para analizar las relaciones entre
las empresas. Uzzi distingue entre relaciones de mercado (básicamente comerciales)
y relaciones más intensas que recogen un componente social y de confianza.
Así, se consideran vínculos directos o fuertes a aquéllos que recogen un mayor
número de relaciones sociales y empresariales entre las empresas, mientras
que los vínculos débiles se refieren a la existencia de pocas relaciones o
sólo relaciones de mercado.
Con
el cruce de las dos dimensiones aparece un modelo que distingue entre cuatro
tipos de relaciones posibles entre las empresas, que pueden ser identificados
como una tipología de subredes que se pueden hallar dentro de una red compleja
de pequeñas y medianas empresas del tipo que se está analizando. Estas subredes
aparecen recogidas en la figura.
Las
redes o subredes aglomeradas están conformadas por organizaciones de un mismo
sector con relaciones débiles o indirectas. Se dan por ejemplo entre el conjunto
de fabricantes de los productos finales en un distrito industrial. Realizan
movimientos conjuntos para intercambiar información y para obtener un posicionamiento
común en los mercados. Es normal la existencia de asociaciones empresariales
y profesionales que se ocupan de su coordinación (Swan y Newell, 1995).
Las
redes confederadas se componen de empresas con relaciones fuertes y directas
que pertenecen a un mismo sector. Las alianzas y otras formas de cooperación
responden a este prototipo de red. Tienen unas relaciones intensas que combinan
la cooperación con la competencia y destacan los acuerdos formales e informales
que sirven para dirigir sus acciones conjuntas.
Las
redes conjugadas están formadas por empresas de sectores distintos con vínculos
directos y fuertes. Un ejemplo de ellas son las redes de empresas subcontratadas
por una empresa principal. Se establecen normalmente vínculos jerárquicos
entre las mismas (Lorenzoni y Baden-Fuller, 1995; Lipparini y Boari, 1999).
Las
redes orgánicas se dan entre empresas de sectores distintos con relaciones
indirectas. Pueden encontrarse muchas subredes de este tipo, pero, en el caso
de los distritos industriales, el propio distrito es un ejemplo palpable de
este tipo de red, con una amalgama de empresas principales y auxiliares (Becattini,
1979). Todas ellas realizan también movimientos conjuntos como crear una imagen
de la red o mantener informados a todos sus miembros. Suelen estar apoyadas
por organizaciones externas, generalmente públicas.
Modelo explicativo de las
redes de pequeñas y medianas empresas.
Hipótesis
Una
vez identificado una tipología de redes que fuera consistente con una visión
de la red como objeto susceptible de descomposición en unidades más pequeñas
que permitan conocer mejor su estructura y comportamiento, el objetivo de
la investigación se centraba en reconocer las formas de gobierno de los tipos
básicos de red (o subredes), especialmente considerando sobre qué actores
recae el control. Se van a establecer hipótesis para los dos tipos de subred
o red empresarial más característicos entre las pequeñas y medianas empresas:
las redes aglomeradas y las redes conjugadas. De la revisión de la literatura
específica relacionada con cada tipo de subred se han establecido las hipótesis
del modelo planteado para asociar tipos de redes y formas de gobierno de las
mismas.
El
modelo de Astley y Fombrun (1983) propone las formas de control básicas correspondientes
a las redes de tipo aglomerada; es decir, las constituidas por un grupo amplio
de empresas de una misma especialidad productiva, con relaciones comensalistas,
pero con vínculos débiles e indirectos. Los autores proponen que la forma
básica de gobierno en este tipo de agrupación empresarial pasa por la existencia
de asociaciones empresariales y profesionales que articulan una serie de formas
de coordinación, fundamentalmente formales, ya que los vínculos principales
son débiles (Dollinger, 1990), que incluyen cuestiones como el control de
precios, el uso de estándares comunes, etc. Camisón y Molina (1998) retoman
esta forma de control externa a las empresas del sistema productivo local
(en la medida en que la asociación profesional es una organización de coordinación
y no una empresa productiva más de dicha red), articulándola sobre el concepto
de monitorización. Por tanto, la hipótesis sobre el control en las redes aglomeradas
debe recoger la existencia de asociaciones profesionales para controlarlas:
Hipótesis
1: El gobierno en las redes de tipo aglomerado corresponde a asociaciones
empresariales o profesionales conformadas por las empresas de las mismas que
sirven de guía formal para sus integrantes.
De
otra parte, el gobierno de las redes conjugadas presenta también una forma
particular de articularse, debido a su propia estructura. Las redes conjugadas
están formadas por empresas de sectores diferentes, con relaciones simbióticas
y que presentan entre ellas vínculos directos y fuertes. Las formas más habituales
en los que se presentan estas agrupaciones empresariales están ligadas a los
procesos de especialización flexible y de subcontratación y es un fenómeno
cada vez más extendido en el mundo empresarial. Debido a ello, existen interesantes
evidencias sobre las formas de control en este tipo de subredes, como las
proporcionadas por Dyer en el sector del automóvil (Dyer, 1996; Dyer y Nobeoka,
2000).
A
nivel teórico, el desarrollo más importante respecto a este tipo de redes
dentro de los sistemas productivos locales se debe a un trabajo de Lipparini
y Boari (1999), una vez analizado el sector de las máquinas de empaquetar.
Estos autores proponen que la forma básica de control en las redes de tipo
conjugado se establece por medio de una estructura jerárquica o semijeráquica,
controlada en principio por una empresa principal, que se encarga de los proyectos
y las relaciones con los clientes y que deriva distintas fases del trabajo,
desde el diseño hasta la producción, hacia otras empresas del distrito. Estas
relaciones no se quedan en la forma de estrella, sino que se convierten en
una jerarquía en la medida en que las empresas contratadas por la principal,
subcontratan parte de sus tareas a otras empresas. De esta forma, el gobierno
de las redes conjugadas se basa en estructuras jerarquizadas entre las empresas
según se expresa en la siguiente hipótesis:
Hipótesis
2: El gobierno de las redes de tipo conjugado se asienta en estructuras verticales
con relaciones jerárquicas o semijerárquicas entre las empresas que la conforman.
Trabajo
de campo
Para
contrastar las hipótesis se ha realizado un estudio empírico que se centraba
en una red de pequeñas y medianas empresas. Se ha optado por hacer un estudio
de caso; es decir, sólo se analiza una red. La metodología del estudio de
casos es válida para la investigación exploratoria de conceptos teóricos emergentes
y con implicaciones contextuales como ocurre con el objetivo de esta investigación
(Yin, 1989, 1993). Además el Análisis de Redes Sociales necesita el estudio
detenido de una red completa y no se presta fácilmente a condiciones de muestreo
(Scott, 1991; Wasserman y Faust, 1994).
La
red elegida fue el sector de las empresas del calzado y auxiliares de la localidad
de Valverde del Camino, en el sur de España. Esta agrupación de empresas puede
ser identificada como una red que cumple los requisitos planteados en los
objetivos de la investigación. Esta red presentaba la ventaja de que era especialmente
adecuada para el Análisis de Redes Sociales, por su heterogeneidad y su tamaño,
no muy grande y tampoco muy pequeño.
Se
realizaron dos entrevistas iniciales con conocedores de la red para comprobar
que el caso objeto de estudio era apropiado para el análisis que se pretendía
realizar y se consideró el contexto histórico, social, cultural y económico
en el que se inserta la aglomeración de empresas del calzado en Valverde.
La
red está compuesta por 50 empresas, 33 de ellas son fabricantes y el resto
son empresas auxiliares. Un total de 29 empresas fabrican la producción principal
de Valverde (bota de invierno). Además se analizaron las relaciones con dos
organizaciones que prestan servicios reales a estas empresas y con una empresa
que realiza el papel de subcontratista con empresas de la red, pero que está
situada en una localidad vecina.
El
trabajo de campo se realizó en dos fases. Comenzó a mediados de enero de 2001
y se prolongó en su primera fase hasta marzo. En esta fase se realizaron un
total de 45 entrevistas personales con distintos responsables de otras tantas
empresas. La mayor parte de las entrevistas fueron realizadas en el propio
centro productivo de la empresa.
Hay
que tener en cuenta que existían en el cuestionario de preguntas que manejaba
el entrevistador un total de 13 cuestiones que requerían respuestas concretas
para cada una de las demás empresas de la red, por lo que en una red de 52
organizaciones hacía un total de más de 650 ítems. Además se incluían unos
30 ítems adicionales, principalmente sobre atributos de la empresa. Por todas
estas circunstancias la duración de las entrevistas fue muy variable, desde
los 30 minutos hasta las cuatro horas. La duración media se puede estimar
que estaba entre los 45 minutos y una hora y cuarto. Se utilizó un sistema
de listados y fichas que contribuyó a la exhaustividad en la recogida de la
información y a la sistematización y concisión con la que el intercambio informativo
era realizado.
La
segunda fase se desarrolló en junio de 2001, ya que cinco empresas que se
mostraban reticentes a recibir al entrevistador en su centro de trabajo o
a aceptar una entrevista cara a cara, aceptaron la posibilidad de una entrevista
telefónica con un formato reducido. Para programar y estructurar este nuevo
tipo de entrevistas debió procesarse, codificarse y extraerse la información
relacional referida a cada entrevistado, de manera que se depurasen las preguntas
que contenían información redundante. De esta forma se podían preparar formatos
individualizados de entrevistas para realizarlas por teléfono.
Sólo
dos empresas no realizaron ni la entrevista cara a cara ni la entrevista telefónica.
La información referida a las mismas se obtuvo gracias al proceso de recogida
de los datos relacionales de otras empresas, que fue contrastado y completado
gracias a las referencias aportadas por un informante conocedor del sector
y del funcionamiento de dichas empresas.
Se
recogieron fundamentalmente datos referidos a las relaciones sociales (parentesco,
amistad, intercambio de trabajadores y confianza), relaciones empresariales
(comerciales, de subcontratación y de cooperación) y relaciones informativas
(intercambios de información tácita y explícita). Las relaciones (se descartaron
los contactos puntuales y/o esporádicos) se midieron en escalas dicotómicas
para facilitar la recogida y el tratamiento de los datos por los programas
de Análisis de Redes Sociales.
Se
obtuvo un gran volumen de datos relacionales. Cada entrevistado debía considerar
unas 650 unidades informativas, con lo que en total se debían manejar unos
30.000 datos.
Para
su manipulación y obtención de resultados con los métodos del Análisis de
Redes Sociales se usó el programa UCINET V para Windows, por la amplia difusión
y uso que tienen sus indicadores y salidas (Borgatti, Everett y Freeman, 1999).
Tichy
y Fombrun (1979) y Fombrun (1982) plantean como estrategia metodológica más
adecuada para el estudio de las redes empresariales el Análisis de Redes Sociales
(ARS), debido a que se quieren estudiar las relaciones entre las empresas
y el Análisis de Redes Sociales es la forma adecuada de estudiar los datos
relacionales. Los datos relacionales se refieren a los vínculos entre elementos
y no a los atributos propios de dichos elementos. No interesan las características
de las empresas, sino más bien las relaciones que se dan entre ellas.
El
Análisis de Redes Sociales analiza los elementos o nodos de una red y las
relaciones de distinto tipo que se dan entre ellos: sociales, económicas,
de afecto, de movimiento, de transferencia, etc.
Para
el contraste de las hipótesis se empleó también una serie de instrumentos
propios del Análisis de Redes Sociales, debido a que los datos relacionales,
por sus características, no permiten que se les apliquen los test estadísticos
normales, en la medida en que las observaciones no son independientes o no
se puede asumir su independencia (existen otros problemas como la estandarización
de los datos o que la muestra –si se trabaja con ella- sea aleatoria). De
hecho, en una investigación Krackhardt (1988) encuentra que el tamaño del
error al aplicar los métodos estándar son importantes. Los resultados de muestras
obtenidas en poblaciones en las que la hipótesis nula era cierta encontraron
un 70% de posibilidades de que aparecieran resultados significativos con los
métodos de contraste clásicos.
En
concreto se utilizaron varios contrastes que tienen su base en el QAP (Quadratic
Assignment Procedure), propuesto por Krackhardt (1987), que sirve para
comparar una matriz como variable dependiente (con datos de una relación)
con una o más matrices como variables independientes. Esta técnica utiliza
el test de permutaciones propuesto por Hubert (Wasserman y Faust, 1994) como
alternativa a los modelos estadísticos tradicionales para los datos atributivos.
Ha sido utilizado en el campo de la dirección de empresas desde hace unos
años (Kilduff y Krackhardt, 1994) y también en el estudio de las relaciones
interorganizativas por Gulati y Gargiulo (1999) en su análisis de las alianzas
estratégicas.
Este
trabajo tiene también un objetivo de índole metodológica en la medida en que
pretende comprobar la adecuación de este conjunto de instrumentos de contraste
ligados al análisis de redes sociales para las hipótesis del campo económico
y empresarial en los que no han sido suficientemente ensayados y aplicados.
En particular, se utilizarán para el contraste de las dos hipótesis formuladas
el análisis de correlación y los modelos de regresión múltiple basados en
QAP, que utilizan las matrices de relaciones como variables dependientes e
independientes y un modelo de análisis de la varianza (de la densidad) a partir
de un algoritmo que permite identificar el núcleo y la periferia en la estructura
de las redes. Se terminará incorporando instrumentos de análisis más complejos
que parten del uso de datos relacionales con modelos estadísticos comunes
a través de la familia p* logit.
En
el modelo de los tipos de redes que se ha presentado en este trabajo se establecía,
a partir de la revisión de la literatura, formas distintas de gobierno de
la red para cada tipo de agrupación empresarial en la que se dividía el conglomerado
principal de pequeñas empresas. El procedimiento para contrastar las dos hipótesis
es similar. Aunque en la literatura aparecen otras formas de control de las
redes o las relaciones interorganizativas, como puedan ser los contratos o
las relaciones de confianza, se hace hincapié en dos tipos básicos de control,
el que proviene de una estructura jerarquizada o semijerarquizada y el que
proviene de la existencia de líderes informales dentro de la agrupación de
empresas que sirven como guía a los movimientos de las demás. Ambas formas
de control asumen la identificación de los actores de la red que ejercen la
coordinación de la misma. Por tanto, básicamente se va a analizar una forma
de control formal, a partir de las relaciones jerárquicas verticales, y otra
informal, centrada en el papel de líderes que pueden jugar ciertas empresas.
Éstos serán los puntos de referencia para los análisis que se efectuarán para
cada subred.
Pero
para articular la idea de control o gobierno de la red hace falta un indicador
del concepto. Ninguna de las relaciones estudiadas en la red de pequeñas empresas
por sí misma responde bien a la idea de gobierno. Quizá las relaciones informativas
sean las más próximas al mismo. Por ello se ha elaborado un indicador que,
en la medida de lo posible, sea lo más cercano a una medida del control, de
la preeminencia que una empresa pueda ejercer sobre otra. Se buscaba una medida
simple de construir y de comprender y que fuese discriminante en cuanto al
nivel de control.
Para
la elaboración de este indicador se tuvieron en cuenta una serie de relaciones
que apuntaban al control de una empresa sobre otra. La elección de estas relaciones
se fundamenta, de un lado, en las aportaciones de Grandori (1997) sobre la
idea de que la comunicación está en la base de las principales relaciones
entre los socios de cualquier red. Por ello se incluyen relaciones informativas
referidas a flujos de comunicación tácita y explícita en el estudio. De otro
lado, diversos estudios de redes verticales (Dyer, 1996; Lipparini y Boari,
1999) ponen de manifiesto el papel de los vínculos comerciales y de subcontratación
en formas de control de las redes basadas en la jerarquía. Atendiendo a estas
consideraciones, el control de una empresa A sobre una B será mayor si: la
empresa A recibe información explícita de la B, dando idea de su prestigio;
la empresa A recibe información tácita de B, por la misma razón; la empresa
A da información tácita a B, indicando que la empresa B es digna de su confianza
para compartir información privilegiada; la empresa A subcontrata a B, con
lo que ejerce un poder claro sobre ella; la empresa A compra a B, con lo que
de nuevo ejerce el poder propio del cliente. Este indicador se centra en relaciones
informativas y comerciales que implican básicamente una relación no balanceada
entre las partes, de manera que una de ellas tiene cierto poder o control
en alguna medida sobre la otra o tiene una capacidad de influencia sobre la
misma. A este indicador se le ha denominado CONTROL en la red principal y
su denominación sufrirá ligeras variaciones para cada subred, para las que
se ha construido una matriz apropiada siguiendo los mismos criterios.
Cada
subred se configuró a partir de los propios actores de la red estudiada. La
red aglomerada se eligió a partir de las empresas pertenecientes a la actividad
principal de la red (fabricantes de calzado) que tenían como característica
relaciones débiles y comensalistas. La subred confederada se identificó como
red egocéntrica a partir de las relaciones directas e indirectas que tenía
la empresa principal estudiada en sus procesos de subcontratación para configurar
una red con relaciones simbióticas y fuertes.
Resultados
y discusión
La
estrategia empleada para el contraste de la primera hipótesis, referida al
gobierno de las redes de tipo aglomerado propone el uso de las tres herramientas
antes consideradas dentro del análisis de redes sociales: análisis de correlación,
análisis de regresión múltiple y análisis a partir del algoritmo que distingue
entre centro y periferia de una red incluido en Ucinet.
El
control en las redes aglomeradas se corresponde, según el modelo de Astley
y Fombrun (1983), con la existencia de una asociación profesional, que articule
una serie de controles más formales debido a que, al existir vínculos débiles,
un control informal de la red se hace más complicado. Por tanto, la hipótesis
sobre el gobierno de las subredes aglomeradas formadas por empresas de un
mismo sector con vínculos débiles pasa por la existencia de un control por
parte de una asociación profesional o empresarial que sirva de guía formal
para todas las empresas. El contraste de esta hipótesis es algo complejo.
Para comenzar deberían descartarse otras formas de gobierno como el que proporciona
la jerarquía o el que proporciona el liderazgo informal de algunas empresas.
Para
comprobar que el gobierno no se lleva a término por estructuras verticales
jerárquicas se establece la subhipótesis de que existen relaciones simétricas
entre las empresas que conforman la red aglomerada, las empresas fabricantes,
que se testa mediante el estudio de la correlación entre la matriz relativa
al indicador de control correspondiente a esta subred y su traspuesta, cuyos
resultados figuran en la tabla.
Comprobación de relaciones
jerárquicas en la red aglomerada
QAP MATRIX
CORRELATION
Observed matrix: controlfabricantes
Structure
matrix: Tcontrolfabricantes
# of
Permutations: 2500
Bivariate Statistics
1 2 3 4
Value Signif Avg SD
---------
--------- --------- ---------
1
Pearson Correlation:
0.847 0.000 -0.001
0.044
2
Simple Matching: 0.850 0.000
0.559 0.017
3
Jaccard Coefficient:
0.727 0.000 0.156
0.022
4 Goodman-Kruskal Gamma: 0.977 0.000 -0.006 0.113
Se
puede observar el alto nivel de correlación que establece una relación claramente
significativa, por lo que las relaciones de control entre los elementos son
bastante simétricas y se descarta la posibilidad de que el control de la red
se produzca a través de estructuras verticales jerárquicas o semijerárquicas.
En la tabla siguiente aparecen los resultados del modelo de regresión múltiple
considerando el indicador de control como variable dependiente y cuatro redes
de prestigio (empresas importantes, empresas líderes, empresas innovadoras
en productos y gamas y empresas innovadoras en tecnología) como variables
independientes para comprobar la subhipótesis de la existencia de relación
entre el control de la agrupación aglomerada y las redes de prestigio.
Relación
entre control y redes informales en aglomeradas
MULTIPLE REGRESSION
QAP
Dependent
variable: controlfabricantes
Independent
variables: LIDERFABORG
IMPORFAB
TECNOFAB
INNOFAB
N = 1056
Number of
permutations performed: 50000
MODEL FIT
R-square Adj R-Sqr
Probability # of Obs
-------- ---------
----------- -----------
0.033
0.030 0.000 1056
REGRESSION
COEFFICIENTS
Un-stdized Stdized
Independent Coefficient Coefficient
Significance
--------------
----------- ----------- ------------
Intercept 0.463823 0.000000
-0.312
LIDERFABORG -0.007954
-0.001074 0.508
IMPORFAB -0.173776
-0.049953 0.165
TECNOFAB 0.510720 0.116207 0.011
INNOFAB 0.503823
0.122515 0.001
Los
resultados no permiten rechazar la relación entre el control y el liderazgo
informal, ya que dos variables independientes, las referidas al liderazgo
tecnológico y al liderazgo en las innovaciones presentan unos valores con
una significación que permiten rechazar la hipótesis nula de no existencia
de relaciones. Por tanto, esta red también es controlada por mecanismos de
liderazgo informal. Estos resultados no están muy de acuerdo con algunas conclusiones
propuestas por autores como Dollinger (1990) o Astley y Fombrun (1983), que
establecen que los controles de las redes aglomeradas tienen una base principalmente
formal (normalmente gestionados por asociaciones empresariales y profesionales).
Sin embargo, los datos ponen de manifiesto la capacidad de marcar pautas comunes
de comportamiento por parte de las empresas líderes en tecnología e innovadoras
en producto. Por ello es especialmente interesante buscar un buen contraste
para la hipótesis 1 que permita aclarar el papel de las asociaciones profesionales
y empresariales.
La
última de las subhipótesis a considerar para que se cumpla la hipótesis de
control de las redes aglomeradas es que el gobierno de la red recaiga en la
asociación empresarial que representa a la misma. Para su contraste se ha
utilizado un nuevo método incluido en los modelos de densidad basados en Anova
que incluye Ucinet V. Uno de esos modelos permite contrastar la hipótesis
de que un grupo determinado de actores de la red ocupan una posición central
en la misma según el modelo de núcleo y periferia que se incorpora en el análisis
de redes sociales. El procedimiento consiste en construir un vector con los
elementos del conjunto supuestamente central y de nuevo el algoritmo calcula
la posición central del mismo y le aplica el test de permutaciones para saber
si el resultado es significativo. Para hacer operativa esta cuestión se ha
elegido como elemento central de referencia a la asociación empresarial representativa
del sistema productivo local estudiado junto con un grupo de empresas vinculados
especialmente a ella, debido a que sus propietarios conforman la junta directiva
de la misma. Los resultados del análisis aparecen reflejados en la tabla.
Contraste
del modelo centro periferia en red aglomerada
NETWORK
AUTOCORRELATION WITH CATEGORICAL ATTRIBUTES
Network/Proximities: controlfaborg
Attribute(s): apical.##h COL 1
Method: Core/Periphery 1
Number of
permutations performed: 10000
MODEL FIT
R-square Adj R-Sqr
Probability # of Obs
-------- ---------
----------- -----------
0.056
0.056 0.000 1190
REGRESSION
COEFFICIENTS
Un-stdized Stdized
Independent Coefficient Coefficient
Significance
----------- ----------- -----------
------------
Intercept 0.445455
0.000000 1.000
Core 0.865657
0.236631 0.000
El
resultado del análisis permite comprobar que las empresas de la dirección
de la asociación profesional del calzado de Valverde ocupan la posición central
en la red de control de los fabricantes (en la que también se han incluido
las dos organizaciones que prestan servicios reales por el papel que pueden
jugar en el control de estas redes). La significación de la variable que indica
el centro de la red permite rechazar la hipótesis nula de que las posiciones
de centro y periferia se distribuyen aleatoriamente y afirmar que el efecto
central en el control de la subred de fabricantes se relaciona con la pertenencia
a la dirección de APICAL, la asociación empresarial del sector. Por tanto,
a pesar de la existencia de un control informal, aparece de manera clara el
control formal ejercido por esta forma de monitorización externa (Camisón
y Molina, 1998). Esta idea también está apoyada por la literatura clásica
de los distritos industriales de segunda generación y la idea de la prestación
de servicios reales propuesta por Brusco (1994).
La
segunda hipótesis, sobre el control de las agrupaciones conjugadas (con vínculos
directos y relaciones comensalistas como las que se producen en los procesos
de subcontratación), se refería a que la forma de control en esta subred iba
a estar basada básicamente en la aparición de estructuras verticales jerárquicas
o semijerárquicas. Para ello se sigue directamente el trabajo de Lipparini
y Boari (1999) y se retoma la idea de centro estratégico de la red de Lorenzoni
y Baden-Fuller (1995). Por tanto, para contrastar esta hipótesis hay que asegurarse
de que no se dan relaciones simétricas y recíprocas en el indicador de control
de esta subred. El análisis de la correlación entre la matriz que recoge las
relaciones de control y su traspuesta aparece en la tabla siguiente.
Comprobación de relaciones
jerárquicas en la red conjugada
QAP MATRIX
CORRELATION
Observed matrix: TCONTROL
Structure
matrix: CONTROL
# of
Permutations: 5000
Bivariate Statistics
1 2 3 4
Value Signif Avg SD
---------
--------- --------- ---------
1
Pearson Correlation:
0.161 0.056 -0.001
0.097
2
Simple Matching: 0.374 0.431
0.364 0.041
3
Jaccard Coefficient:
0.292 0.585 0.301
0.050
4 Goodman-Kruskal Gamma: -0.034 0.487 -0.003 0.214
Se
puede observar en la tabla los bajos niveles de correlación y que el contraste
muestra unos valores por encima de 0.05, por lo que se rechaza la existencia
de simetría en el indicador de control de la subred de subcontratación alrededor
del sistema productivo de la empresa principal considerada. Sin embargo, esta
prueba no es suficiente para afirmar de manera contundente la existencia de
unas relaciones jerárquicas claramente manifestadas por los datos.
Para
confirmar los resultados del análisis anterior, se va a recurrir a un conjunto
de métodos para el contraste de hipótesis en el análisis de redes sociales
que se basan en modelos más complejos y que se articulan alrededor de las
propiedades básicas de las díadas y de las tríadas de una red. Se trata de
la familia de modelos logit p*. Constituyen una extensión de los modelos
p1, que han sido muy utilizados en esta metodología y que incorporan
algunos paquetes como Ucinet [2] . Sin
embargo, los modelos p1 sólo consideraban las propiedades de las díadas
(cuatro posiciones posibles en una relación entre un par de elementos: ninguna
relación, relación recíproca y dos relaciones unidireccionales), suponían
la independencia de las relaciones unas de otras (algo que no entra dentro
de la propia lógica del análisis de redes sociales donde muchas veces se busca
esa dependencia a propósito) y no permitían la incorporación de otros datos
como los de tipo atributivo.
Los
nuevos modelos p* fueron propuestos en un artículo de Wasserman y Pattison
(1996) en el que se contenían las principales ideas de la metodología. Sin
embargo, su desarrollo se ha dado en los últimos años cuando se han extendido
dichos modelos para el conjunto de los datos relacionales. Así, el modelo
original pensado para variables dicotómicas se extiende a las relaciones multivariables
(Pattison y Wasserman, 1999), a las relaciones valoradas o ponderadas (Robins,
Pattison y Wasserman, 1999) y a las redes de afiliación (Skvoretz y Faust,
1999). El desarrollo de estos modelos en el análisis de redes sociales
ha sido mayor con la publicación de un artículo que presentaba una visión
global de la metodología (Anderson, Wasserman y Crouch, 1999).
La
idea básica de estos modelos es trabajar con regresiones logísticas y con
probabilidades condicionadas de manera que se pueda evitar el problema de
la dependencia de las relaciones. Extienden además el núcleo del análisis
a un número mayor de propiedades de las relaciones. En sus modelos logísticos
la variable dependiente es la relación entre un par de nodos y las variables
independientes pueden ser distintas propiedades de la red. En particular introducen
las distintas combinaciones relacionales que se pueden dar entre los tres
elementos de una tríada. Ejemplos de estas combinaciones son las relaciones
balanceadas y transitivas de amistad y de enemistad. Lo habitual es que si
A es amigo de B, y B es enemigo de C, entonces A sea enemigo de C. Para una
relación simple de amistad, si A es amigo de B y B amigo de C, entonces A
será más probablemente amigo de C, en una forma claramente transitiva.
Esto
implica mayores niveles de complicación conceptual, ya que en muchos campos
de conocimiento las relaciones complejas entre un grupo de tres actores son
difíciles de interpretar. Además, la metodología de la regresión logística
permite introducir datos atributivos y no relacionales con lo que los análisis
se ven muy enriquecidos. La utilización de modelos más conocidos y que están
en los paquetes estadísticos más importantes permite que los resultados de
las investigaciones sean más comprensibles para el resto de la comunidad científica.
Sin embargo, el gran problema era la transformación de los datos relacionales
en datos de casos por atributos. Para realizar esta transformación existen
programas informáticos que proporcionan esta utilidad, como Prepstar y Pspar.
Para
el problema planteado, el estudio de una estructura vertical y jerárquica
en la relación de control dentro del grupo de empresas del proceso de subcontratación,
representativa de una red conjugada, se hacía necesario conocer las variables
que iban a ser consideradas con vistas a contrastar la hipótesis.
Entre
otras propiedades de las redes, los modelos p* consideran las propiedades
de las tríadas como elementos influyentes en las relaciones entre dos elementos
y por tanto pueden ser la base para la construcción de modelos explicativos
y el punto de partida para posteriores contrastes de hipótesis. De entre las
posibles variables a considerar, se ha optado por elegir las más simples que
pueden caracterizar tanto a una estructura jerarquizada como a una estructura
no jerarquizada. Las dos variables que deben aparecer esencialmente en una
red con una estructura vertical son las llamadas out-star (o estrella
de salida, en donde el vértice envía un lazo a los otros dos componentes de
la tríada) y mixed-star (o estrella mixta, en donde el elemento A genera
un vínculo hacia B que a su vez genera otro hacia C). Las subhipótesis construidas
sobre estas variables es que deben estar relacionadas con la variable dependiente.
Es decir, la probabilidad de que exista un vínculo entre dos elementos está
relacionada con que esos vínculos muestren caminos de ida pero no de vuelta
como los que se dan en las figuras de las estrella de salida y en la estrella
mixta.
De
otra parte, se pueden considerar otras dos variables relacionales complejas
como las transitivas o las cíclicas dentro de una tríada, que deben ser representativas
de redes no verticales en donde los intercambios sean más entre iguales. Las
subhipótesis sobre estas dos variables es que en la relación entre las empresas
de la red conjugada no se relacionará o tendrá una relación negativa con las
formas más complejas de intercambio como ocurre con las transitivas y cíclicas.
Se podían haber elegido más relaciones complejas que invalidaran la posibilidad
de una estructura jerárquica o haber seleccionado otras, pero las relaciones
transitivas y cíclicas entre tres elementos son fáciles de comprender, conocidas
y su papel como variables de control era similar a las demás.
Para
hacer operativo el análisis se transformaron los datos de la matriz del indicador
de control para la red conjugada para que pudieran ser manejados por el paquete
SPSS, por medio del programa Prepstar. Una vez introducidos los datos en el
programa estadístico se procede a realizar un análisis de regresión logística
multivariable cuyos resultados se presentan de manera resumida en la tabla
siguiente.
Regresión
logística para modelos p* logit
La
interpretación de la tabla es similar a la de cualquier otro análisis de regresión
logística en donde aparecen los coeficientes, el estadístico Wald que sigue
una distribución Chi-cuadrado y el nivel de significación. Por tanto, según
los datos de la tabla se puede rechazar la hipótesis nula de no existencia
de relación entre la presencia de un vínculo entre dos empresas de la subred
y que esté integrado en una estructura compleja en el caso de las estrellas
de salida. Es decir, se puede afirmar que en esta red los vínculos entre los
elementos son jerárquicos en la medida en que están incluidos en formas de
estrellas de salida. De otra parte, no se rechaza la hipótesis nula para las
propiedades cíclicas y transitivas, por lo que parece que en esta red tampoco
se dan las condiciones para unas relaciones horizontales y entre iguales,
de manera que el sentido jerárquico y vertical sigue apareciendo.
La
mayor contradicción respecto a la hipótesis de partida es que, para el caso
de las estrellas mixtas, no se rechaza tampoco la hipótesis nula. Este resultado
en principio supone poner en tela de juicio la existencia de unas relaciones
jerárquicas en la subred. Sin embargo, la integración de manera aleatoria
de las relaciones en la forma de estrella mixta puede deberse a un motivo
que explicaría estos resultados y que pondría en duda su inclusión en la hipótesis
y en el modelo. Se trata de que la forma de la estrella mixta supone una estructura
jerárquica con tres niveles, por lo que la integración de una tríada con esta
forma debería desarrollarse en estructuras de tres niveles o más. En cambio,
la red de subcontratación de la empresa principal estudiada presenta como
máximo tres niveles en los distintos procesos (el primero el de la empresa
principal, el segundo el de sus subcontratistas fabricantes de productos terminados
y el tercero de los subcontratistas de componentes) y en la mayor parte de
los casos sólo se daban dos niveles por cuanto la empresa principal contrataba
la fabricación de componentes directamente con las empresas auxiliares sin
pasar por los otros fabricantes. Esta puede ser una buena explicación de este
resultado contradictorio, ya que para la otra variable los resultados son
satisfactorios y las variables de control también han mostrado el comportamiento
esperado. Para sistemas productivos locales más complejos, con más niveles
en el proceso productivo, es posible que esta hipótesis se vea confirmada
en los términos propuestos.
Por
tanto, se puede afirmar que el gobierno dentro de las redes conjugadas presenta
una forma jerárquica o semijerárquica articulada a través de relaciones verticales
y unidireccionales.
Conclusiones
Dos
son las principales conclusiones que se derivan del trabajo realizado. La
primera de ellas se refiere al contenido empresarial del mismo, mientras que
la segunda se centra en los aspectos metodológicos. La principal conclusión
es que los resultados obtenidos en la red de pequeñas y medianas empresas
del sistema productivo local estudiado han permitido comprobar en gran medida
la asociación de los dos tipos de red empresarial (aglomerada y conjugada)
con diferentes formas de gobierno de las redes en las que se pueden identificar
los actores encargados de la coordinación. Estos resultados apoyan claramente
la literatura existente para delimitar las formas de gobierno para redes específicas.
Se ven confirmadas las predicciones teóricas sobre el control de las redes
aglomeradas por parte de asociaciones empresariales o profesionales, aunque
a este control se le puede yuxtaponer el de otros actores a partir de sus
posiciones en la red. Por otra parte, la red conjugada muestra una estructura
de gobierno claramente vertical como habían puesto de manifiesto otras evidencias
empíricas (Lipparini y Boari, 1999). La segunda importante conclusión se refiere
al uso de las herramientas propias del análisis de redes sociales para el
contraste de hipótesis dentro del campo de estudio empresarial y económico.
En la medida en que el concepto de red o la importancia que están cobrando
las relaciones entre empresas y agentes económicos hacen más necesario el
uso de datos relacionales, el uso de formas de contraste clásicas se ve muy
afectado porque no se cumplen los presupuestos de partida de los modelos estadísticos
tradicionales. El análisis de redes sociales aporta un instrumental complementario,
fundamentalmente basado en el contraste a través del test de permutaciones,
que permite ampliar la base teórica y explicativa de las investigaciones empresariales
utilizando datos relacionales. Esta ha sido la estrategia metodológica que
ha sido empleada con éxito en la presente investigación y que puede ser extendida
a los diversos campos de las disciplinas empresariales.
En
futuras investigaciones será útil establecer indicadores más precisos tanto
para medir el control estratégico de unas empresas sobre otras como para medir
de forma relacional los distintos mecanismos de control. También se pueden
incluir variables atributivas (no relacionales) de las empresas que puedan
explicar las variaciones existentes entre las subredes. También será interesante
comprobar otras herramientas de contraste de hipótesis que proporciona el
análisis de redes sociales y que no han sido utilizadas aquí. Es particularmente
interesante conocer los desarrollos longitudinales de las redes y para ello
se cuenta ya con un importante instrumento (los modelos ligados a la evolución
de las redes) con su propio soporte (el programa SIENA).
Bibliografía
Anderson,
C.J.; Wasserman; S. Crouch, B. (1999): ‘A p* primer: logit models for social
networks’. Social Networks, nº 21, pp. 37-66.
Astley,
W.G.; Fombrun, C.J. (1983): ‘Collective Strategy: Social Ecology of Organizational
Environments’. Academy of Management Review, Vol. 8, nº 4, pp. 576-587.
BarNir,
A.; Smith, K.A. (2002): ‘Interfirm alliances in the small business: The role
of social networks’. Journal of
Small Business Management, nº 4, Iss. 3, pp. 219-232.
Becattini,
G. (1979): ‘Dal settore indústriale al distreto indústriale. Alcune consideración
sull’unità di indagine dell’economia industriale’. Revista de Economia
e Politica, nº 1, pp. 7-14.
Borgatti,
S.P.; Everett, M.G.; Freeman, L.C. (1999): Ucinet 5 for Windows. Software
for social network analysis. Analytic Technologies. Natick.
Brusco,
S. (1992): ‘El concepto de distrito industrial: su génesis’. En Pyke, F.;
Becattini, G.; Sengenberger, W.: Los distritos industriales y las pequeñas
empresas I. Distritos industriales y cooperación empresarial en Italia.
Pp. 25-37. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Madrid.
Brusco,
S. (1994): ‘Pequeñas empresas y prestación de servicios reales’. En Pyke,
F.; Sengenberger, W.: Los distritos industriales y las pequeñas empresas
III. Distritos industriales y regeneración económica local. Pp. 235-258.
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Madrid.
Burt,
R.S. (1992): Structural holes. The social structure of competition.
Harvard University Press. Cambridge
(EE.UU.).
Butera,
F. (1990): ‘Impresa, rete e automazione’. International Congress Small Firms
in the European context. Neofordism or Flexible Specialization. Alicante.
Camagni,
R. (Ed.) (1991):
Innovation networks. Spatial Perspectives.
Belhaven Press. Londres.
Camisón,
C; Molina, F.J. (1998): ‘Distritos industriales y recursos compartidos: un
enfoque integrador’. Revista de economía y empresa, nº 32, pp. 65-82.
Dollinger,
M.C. (1990): ‘The evolution of collective strategies in fragmented industries’.
Academy of Management Review, vol. 15, nº2, pp. 266-285.
Dyer,
J.H. (1996): ‘Specialized supplier networks as a source of competitive advantage:
evidence from the auto industry’. Strategic Management Journal, vol.
17, pp. 271-291.
Dyer,
J.H.; Nobeoka, K. (2000): ‘Creating and managing a high-performance knowledge-sharing
network: the Toyota case’. Strategic Management Journal, vol. 21, Iss.
3, march, pp. 345-367.
Dyer,
J.H.; Singh, H. (1998): ‘The relational view: cooperative strategy end sources
of interorganizational competitive advantage’. Academy of Management Review,
vol. 23, nº 4, pp. 660-679.
Ebers,
M.; Jarillo, J.C. (1998): ‘The construction, forms, and consequences of industry
networks’ International Studies of Management & Organization, vol.
27, nº 4, pp. 3-21.
Fombrun,
C.J. (1982): ‘Strategies for network research in organizations’. Academy
of Management Review, vol. 7, nº 2, pp. 280-291.
Gomes-Casseres,
B. (1994) ‘Group versus group: How alliance networks compete’. Harvard
Business Review, july-august, pp. 62-74.
Grandori,
A. (1997): ‘An organizational assessment of interfirm coordination modes’.
Organization Studies, vol. 18, nº 6, pp. 897-925.
Grandori,
A.; Soda, G. (1995): ‘Inter-firm networks: antecedents, mechanisms and forms’.
Organization Studies, vol. 16, nº 2, pp. 183-214.
Granovetter,
M.S. (1985): ‘Economic action and social structure: the problem of embeddedness’.
American Journal of Sociology, vol. 91, pp. 481-510.
Gulati,
R. (1995): ‘Social structure and alliance formation patterns: a longitudinal
analysis’. Administrative Science Quarterly, vol. 40, nº 4, pp. 619-642.
Gulati,
R. (1998): ‘Alliances and networks’. Strategic Management Journal,
vol. 19, pp. 293-317.
Gulati,
R. (1999): ‘Network location and learning: the influence of network resources
and firm capabilities on alliance formation’. Strategic Management Journal,
vol. 20, pp. 397-420.
Gulati,
R.; Gargiulo, M. (1999): ‘Where do interorganizational networks come from?’.
American Journal of Sociology, March, pp. 177-231.
Gulati,
R.; Norhia, N.; Zaheer, A. (2000): ‘Strategic Networks’. Strategic Management
Journal, vol. 21, Iss. 3, march, pp. 203-215.
Hawley,
A.H. (1950): Human Ecology. Ronald. New York.
Hintehunber,
H.H.; Levin, B.M. (1994): ‘Strategic networks. The organisation of the future’.
Long Range Planning, vol. 27, nº 3, pp. 43-53.
Jarillo,
J.C. (1988): ‘On strategic networks’. Strategic Management Journal,
vol. 9, nº 1, pp. 31-41.
Kilduff,
M.; Krackhardt, D. (1994): ‘Bringing the individual back in: a structural
analysis of the internal market for reputation in organizations’. Academy
of Management Journal, vol. 37, nº 1, pp. 97-108.
Krackhardt,
D. (1987): ‘QAP partialling as a test of spuriousness’. Social Networks,
nº 9, pp. 171-186.
Krackhardt,
D. (1988): ‘Predicting with networks: nonparametric multiple regression analysis
of dyadic data’. Social Networks, nº 10, pp. 359-381.
Krackhardt,
D. (1990): ‘Assessing the political landscape: structure, cognition, and power
in organizations’. Administrative Science Quarterly, vol. 35, nº 2,
pp. 342-369.
Lipparini,
A.; Boari, C. (1999): ‘Networks within industrial districts. The organization
of knowledge creation and access’. Unpublished.
Lorenzoni,
G.; Baden-Fuller C. (1995): ‘Creating a strategic centre to manage a web of
partners’. California Management Review, vol. 37, nº 3, pp. 146-163.
Molina,
X.; Bou, J.C. (1999): ‘Ámbito, identificación e implicaciones competitivas
de los recursos compartidos: una aplicación empírica’. I
Congreso Iberoamerican Academy of Management. Madrid.
Nohria,
N.; Eccles, R.G. (Ed.) (1992): Networks and organizations. Structure, form,
and action. Harvard Business School Press. Boston.
Oliver,
A.L.; Ebers, M. (1998): ‘Networking network studies: an analysis of conceptual
configurations in the study of inter-organizations relationships’. Organizations
Studies, vol. 19, nº 4, pp. 549-583.
Oliver,
C. (1990): ‘Determinants of interorganizational relationships: integration
and future directions’. Academy of Management Review, vol. 15, nº 2,
pp.241-265.
Pattison,
P.; Wasserman, S. (1999): ‘Logit models and logistic regressions for social
networks II. Multivariate relations’. British Journal of Mathematic and
Statistical Psychology, nº 52, pp. 169-193.
Perrow,
C. (1986): Sociología de las organizaciones. McGraw-Hill.
Madrid.
Pfeffer,
J.; Salancik, G.R. (1978): The external control of organizations. A resource
dependence perspective. Harper & Row. New York.
Pyke,
F.; Sengenberger, W. (1992): ‘Introducción’. En Pyke, F.; Becattini, G.; Sengenberger,
W.: Los distritos industriales y las pequeñas empresas I. Distritos industriales
y cooperación empresarial en Italia. Pp. 13-23. Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social. Madrid.
Ring,
P.S.; Van de Ven, A.H. (1992): ‘Structuring cooperative relationships between
organizations’. Strategic Management Journal, vol. 13, pp. 483-498.
Robins,
G.; Pattison, P.; Wasserman, S. (1999): ‘Logit models and logistic regressions
for social networks III. Valued relations’. Psychometrika, vol. 64,
nº 3, pp. 371-394.
Scott,
J. (1991): Social Network Analysis. A handbook. Sage. London.
Skvoretz,
J.; Faust, K. (1999): ‘Logit models for affiliation networks’. In Sobel, M.
and Becker, M.: Sociological Methodology 1999. Blackwell. New York.
Sobrero,
M.; Schraeder, S. (1998): ‘Structuring inter-firm relationships: a meta-analytic
approach’. Organization Studies, vol. 19, nº 4, pp. 585-615.
Swan,
J.; Newell, S. (1995): ‘The role of professional associations in technology
diffusion’. Organization Studies, vol. 16, nº 5, pp. 847-867.
Tichy,
N.; Fombrun, C.J. (1979): ‘Network analysis in organizational settings’. Human
Relations, vol. 32, nº 11, pp. 923-965.
Uzzi,
B. (1997): ‘Social structure and competition in interfirm networks: the paradox
of embeddedness’. Administrative Science Quarterly, vol. 42, nº 1,
pp. 35-67.
Wasserman,
S.; Faust, K. (1994): Social Network Analysis. Methods and applications.
Cambridge University Press. Cambridge (R.U.).
Wasserman,
S.; Pattison, P. (1996): ‘Logit models and logistic regressions for social
networks I. An introduction to Markov graphs and p*’. Psychometrika,
vol. 61, nº 3, pp. 401-425.
Williamson,
O.E. (1985): The economic institutions of capitalism. The Free Press.
New York.
Yin,
R. (1989): Case study research: design and methods. Sage. Newbury Park.
Yin,
R. (1993): Applications of case study research. Sage. Newbury Park.
[1] Enviar correspondencia a: Cristóbal Casanueva Rocha
(crocha@us.es)
[2] Los modelos p1 para redes binarias parten de
que todas las díadas de una red de este tipo pueden presentar tres formas
básicas: no existencia de vínculos, relación asimétrica y relación mutua.
A partir de estas formas se modeliza la probabilidad de cada tipo de díada,
mediante una expresión exponencial. Este modelo permite contrastar hipótesis
para propiedades básicas de las díadas de elementos como la popularidad
de un actor o la mutualidad.