La transformación en el marco Bolonia de
los estudios de postgrado
En este nuevo número de la Revista Periferia hemos
querido abordar un tema que afecta especialmente a los doctorandos
y doctorandas del programa de Antropología social y
cultural: las implicaciones del actual proceso de transformación
de los estudios superiores, especialmente de los estudios
de postgrado en nuestro futuro como investigadores/as y/o
profesionales de la antropología.
Las previsiones actuales sobre el proceso de convergencia
europea apuntan al 2010 como fecha a partir de la cual se
pondrá en marcha el nuevo sistema. Evidentemente, todas
las titulaciones obtenidas con anterioridad seguirán
siendo válidas (al igual que los derechos asociados).
Para entonces se tendrán que haber despejado las siguientes
cuestiones:
- La existencia de un grado de antropología a nivel
estatal, en la línea de los países europeos
- El mapa de postgrados que sustituirán a los actuales
doctorados
En cualquier caso, existirán un conjunto de postgrados
en antropología, seguramente más especializados)
que se impartirán de forma conjunta por una red de
universidades, a menudo con universidades europeas. Ésta
es la primera implicación para todos y todas: pensar
en clave europea (a efectos de estancias, menciones europeas,
lenguas y colaboraciones). Y esto también se aplica
a los colegas de América Latina. Todos formamos parte
de un espacio de investigación acreditado a nivel europeo
y, en nuestras relaciones fuera de ese espacio, reside nuestro
singular valor.
La segunda implicación, relacionada con la primera,
es la movilidad entre centros de investigación. La
movilidad, la asistencia y organización de actos, el
impulso de lugares de encuentro como éste, Periferia,
la multiplicidad de idiomas en los que es posible publicar,
debe formar parte de nuestra trayectoria de investigación
en la medida de nuestras posibilidades. Sólo así
nuestro trabajo será susceptible de ser conocido (y
valorado) en un contexto internacional.
La tercera implicación es sencilla: reafirmar la necesidad
de fortalecer el conocimiento mutuo de los participantes del
programa. Movernos en esos espacios transnacionales de los
que hablamos implica reconocer y mantener una amplia red de
información en todo el mundo. Esa red ya existe. Sólo
hay que cuidarla para ser centrales en la periferia.
Nos ha parecido interesante ilustrar la editorial con dos
referencias. Por un lado, la
experiencia personal de un doctorando, Pablo Domínguez,
con un intenso recorrido transnacional. Bolonia en este sentido
supone para varios la constatación de un proceso personal
ya iniciado, y desde Periferia queremos exponer casos de estos
nuevos modelos académicos.
En segundo lugar, resulta de gran interés conocer
el sitio web http://seneca.uab.es/antropologia/Grado
donde se expone toda la documentación y el proceso
de movilización que ha suscitado Bolonia en el ámbito
disciplinar en el estado español.
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